Batalla de Ideas

13 diciembre, 2016

El año de las mujeres

Por Julia de Titto. El 2016 fue el año en que el movimiento de mujeres terminó de dar el salto para el que había tomado impulso en 2015. Del Ni Una Menos al Paro de mujeres el crecimiento no sólo estuvo dado por la masividad sino por las definiciones políticas cada vez más agudas y con mayor eco en la sociedad.

Por Julia de Titto. El 2016 fue el año en que el movimiento de mujeres terminó de dar el salto para el que había tomado impulso en 2015. Del Ni Una Menos al Paro de mujeres el crecimiento no sólo estuvo dado por la masividad sino por las definiciones políticas cada vez más agudas y con mayor eco en la sociedad.

Se ha dicho y escrito muchas veces que ninguna de estas acciones nació de un repollo y que las mujeres organizadas en la Argentina datan de más de un siglo de historia propia. Que en las últimas tres décadas los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) funcionaron como articuladores y potenciadores de la enorme diversidad que compone al movimiento. También que hubo un antes y un después de aquel primer Ni Una Menos, el 3 de junio de 2015.

Pero también se puede identificar un momento bisagra con el triunfo de Mauricio Macri. De hecho, hasta se puede rastrear en los momentos previos al ballotage.

Podría ser una casualidad histórica pero sabemos que estas no son tan frecuentes: el movimiento “Amor sí, Macri no”, que convocó a unas cuantas miles de personas tuvo como una de sus máximas exponentes porteñas a Marta Dillon, periodista, editora de Las 12 e integrante del colectivo Ni Una Menos. Esa fusión, encarnada en Dillon pero también en decenas de miles de mujeres, muchas que dieron sus primeros pasos en la militancia o activismo post-2001, expresa buena parte de la potencia del movimiento de mujeres actual.

Una nueva generación fogueada en la conquista de derechos, en el tejido de redes y que sabe aprovechar su momento histórico sacándole el jugo a las redes sociales y el activisimo digital pero también a la articulación internacional, emergió sin pedir permiso y se posiciónó como un actor social ya no minoritario ni marginal, sino poderoso y contundente.

Desde el alerta en redes sociales y medios de comunicación por la desarticulación del Programa de salud sexual y reproductiva hasta el Paro de mujeres, pasando por el señalamiento de cada política pública en riesgo de vaciamiento bajo la gestión de Cambiemos y las decenas de miles que se convocaron en Rosario en el XXXI ENM, cada semana, cada día, esas redes tejidas se activaron para acompañar, organizar y denunciar. Pero también para proponer.

Es tal el impacto que tiene el movimiento de mujeres en la coyuntura actual que el propio Mauricio Macri nombró a Fabiana Túñez, referente indiscutida de la Asociación Civil La Casa del Encuentro (que durante años elaboró las únicas cifras de femicidios en la Argentina) al frente del Consejo Nacional de las Mujeres. Si bien su designación generó discusiones al interior del movimiento, y al asumir se apuró a lanzar el tan reclamado Plan de Acción contra la violencia hacia las mujeres para intentar demostrar que había “una aliada” en el gobierno, lo cierto es que la madurez del movimiento logró despejar la ecuación. Llegó sin demasiada tensión -aunque sí como siempre con mucho debate- a la conclusión de que un gobierno que aplica un ajuste económico de semejante magnitud, necesariamente va en contra de los derechos de las mujeres, en pauperización de las condiciones de vida, pérdida de poder adquisitivo, flexibilización de las condiciones de empleo, etc. Y que diseñar políticas públicas contra la violencia de género no es suficiente para ganarse el aplauso y silencio de las mujeres.

No es una conclusión simple a la que arribar. Implica historia pero también implica, y he aquí otra de las claves del último año, una integración mucho mayor del movimiento de mujeres con el ideario feminista. Y con ese feminismo crítico, compañero y pensante, que dista del liberal y que creció, desde abajo y con paciencia, en organizaciones sociales, sindicatos, barrios, redacciones, centros culturales y partidos políticos, el movimiento se hizo más sólido.

El primer año de gobierno de Macri tuvo una fuerte oposición del movimiento de mujeres y hasta organismos internacionales pidieron al gobierno que rinda cuentas. Junto con el movimiento obrero de la economía formal e informal, las mujeres fueron el actor social más dinámico de un año complejo en el plano social, político, económico y cultural/simbólico. Pero además, supieron medir esa complejidad y calibrar el discurso, no para que se difumine, sino para hacerlo más preciso, para rascar en donde pica.

@julitadt

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