El fútbol que dice presente

Las reacciones de los jugadores de la Selección ante la recuperación de la identidad de Guido Carlotto, nieto de Estela, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, da cuenta de una marca de época que atraviesa a los futbolistas, como parte de una generación.

La alegría por la aparición del nieto de Estela de Carlotto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo atravesó amplios sectores de la sociedad argentina, que vivió este martes una de las jornadas con mayor emoción colectiva de los últimos años. El mundo del fútbol no fue ajeno a esa noticia y las principales figuras de la Selección Argentina expresaron su felicidad a través de las redes sociales. Esa reacción de Messi, Aguero, Mascherano o Lavezzi no es cualquier reacción ni parece forzada. Quizás a algunos les pueda parecer contundente, pero el involucramiento de estos jugadores aunque más no sea a través de un tuit para decir “un ejemplo de lucha y amor, Estela de Carlotto encontró a su nieto, felicidades y esperanza para los que siguen buscando seres queridos” (como afirmó el Pocho), es un signo de época.

En líneas generales, es habitual que desde el periodismo no se indague en las opiniones políticas de los jugadores. Posiblemente no sea lo más importante considerando que su profesión de futbolistas incita a que hablen de fútbol como elemento principal. Sin embargo, es evidente que existe un prejuicio en torno a que a los mismos no les importa la política, que su cabeza es una pelota y no mucho más. La historia, afortunadamente, ha brindado sobrados ejemplos de la desmitificación de ese prejuicio. ¿Por qué no sería así si al fin y al cabo los jugadores son personas como cualquiera y que la única diferencia con el resto es que eligieron una determinada profesión?

Por supuesto que hay niveles diferentes de compromiso. El catalán Oleguer Presas, el italiano Cristiano Lucarelli, el chileno Carlos Caszely o el brasileño Socrátes aparecen, entre otros casos, como futbolistas con un grado de interés notable por la política como herramienta de cambio social. En un escalón intermedio lo tenemos a Diego Armando Maradona, siempre deseoso de transmitir su pensamiento, su mirada sobre la realidad, con una rebeldía a flor de piel que “a los poderosos reta y ataca a los más villanos”, como diría el gran tema de Los Piojos. Las expresiones de los futbolistas seleccionados – que no incluyen sólo estas últimas menciones, sino algunas notas en La Garganta Poderosa o la propia campaña con las Abuelas hace unos meses – no están ubicadas en ninguno de los terrenos anteriores. Pero el hecho de que podrían no hacerlo las vuelve más valiosas. Y ahí se mete la hipótesis de que lo hacen porque están inscriptos en una época determinada que también los interpela a jugar en ese plano.

Una época donde se ha revalorizado el involucramiento político y en el que efectivamente miles de jóvenes han comenzado a desarrollar participación en diversas organizaciones del campo popular. En esa línea, este grupo de futbolistas que hoy intervienen con sus opiniones virtuales o poniendo la imagen para alguna campaña comprometida son parte de esa misma generación. Sólo que eligieron otros caminos, pero muchos de ellos siempre atentos a sus orígenes en la forma de pensar o brindar solidaridades. Por otro lado, son conscientes de que hoy el jugador representa una voz mucho más poderosa que en otros momentos y que las palabras o los gestos que se tengan, además de la velocidad de difusión, son resaltados mediáticamente muy por encima de otras voces famosas.

Desde aquí no se pretende ensalzarlos como ejemplo de nada. Sí rescatar una actitud, una predisposición a decir que sí a causas nobles. Parece haber un punto de conexión con el rol que jugaba el rock en los 90. Aquellos festivales, como aquel que homenajeó los 20 años de las Madres en Ferro, hoy son un lejano recuerdo con esos mismos músicos atravesando etapas diferentes (un cierto aburguesamiento, el fin de esas bandas e inicio de carreras solistas, la idea arraigada de que el rock ya perdió toda cuota de rebeldía). Quizás sea una hipótesis arriesgada, pero estos futbolistas, sin tener las cuotas de compromiso de esos nombres que mencionábamos párrafos atrás, tienen cierta semejanza en los 2000 y pico con las bandas de (ya casi) dos décadas atrás.

Por último, quien más lejos llegó en estos últimos tiempos a exhibir una posición política desde un lugar de relevancia futbolística fue el ex DT de la Selección Alejandro Sabella. Poco antes de la Copa del Mundo, el hombre que nos devolvió a una final tras 24 años no tuvo titubeos en apoyar la gestión del gobierno kirchnerista, tener algunas definiciones sobre el rol del Estado y en recordar un pasado militante en los 70. Quizás esas miradas, que le valieron cierto cuestionamiento desde sectores opositores al oficialismo, hayan sido una influencia para un grupo de jugadores que viene bajando mensajes claves, tanto adentro como afuera de la cancha.

Sebastián Tafuro – @tafurel