Derechos Humanos

12 agosto, 2014

Massot, Sirvén y la recuperación del nieto de Estela

Vicente Massot, dueño del periódico La Nueva Provincia, y Pablo Sirvén periodista de La Nación, dedicaron sendas notas a la recuperación del nieto de Estela de Carlotto. La vinculación entre militancia y terrorismo, la teoría de los demonios y la pretensión de la reconciliación nacional.

Vicente Massot, dueño del periódico La Nueva Provincia, y Pablo Sirvén periodista de La Nación, dedicaron sendas notas a la recuperación del nieto de Estela de Carlotto. La vinculación entre militancia y terrorismo, la teoría de los demonios y la pretensión de la reconciliación nacional.

El diario de Bahía Blanca La Nueva Provincia, dirigido por Vicente Massot, quien se encuentra procesado por su complicidad en delitos de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura, publicó el día lunes una nota editorial acerca de la restitución del nieto de Estela de Carlotto. Bajo el título de “Nieto”, la pluma de Massot busca separar la recuperación de Ignacio (Guido) Montoya Carlotto, de la militancia sostenida tanto por sus padres como por su abuela.

Desde las páginas del periódico bahiense se señala, sin reparo alguno, que la aparición del nieto de Estela de Carlotto tras 37 años de búsqueda y lucha, “no cambia nada de la militancia terrorista de sus padres. Tampoco borra la defensa de la lucha armada de los años 70 ensayada por la señora Estela de Carlotto y los elogios encendidos prodigados por ella a Fidel Castro”.

Por otro lado se apunta: “Nadie que no fuera un desalmado dejaría de alegrarse de que Ignacio Hurban haya recobrado su verdadera identidad. La suya, si se quiere, es una historia con final feliz, y enhorabuena que así sea”.

La historia con final feliz vendría a contraponerse a la de Laura Carlotto, su compañero Walmir Oscar Montoya, y a la de otras 30.000 personas, que por su “militancia terrorista” se encuentran detenidas-desaparecidas. Massot no lo dice, el clima cultural de época se lo impide, pero en sus palabras resuena el tristemente célebre “algo habrán hecho”, y peor aún, renueva aquella vinculación entre militancia revolucionaria y terrorismo, discurso heredado de la propia dictadura que el activismo político tardó décadas en desmotar.

Massot sabe lo que dice, sus palabras no son gratis, se encuentran calibradas al extremo. Su vinculación con el poder militar viene de larga data, más precisamente desde el año 1975. En aquel entonces el multimedio dirigido por su madre, Diana Julio de Massot, y que controlaba no solo al periódico La Nueva Provincia, sino también la radio LU2 y el canal 9 de TV, comenzó a oficiar no solo de portavoz de los intereses militares, sino de actor central para la construcción de una imagen de la dictadura que legitimara su accionar. Igualar militancia y activismo político a terrorismo, era la piedra de toque de aquella construcción social.

Vinculación con el capital Scilingo, reuniones con el vicealmirante Mendía y visitas a la ESMA nos permiten acercarnos a lo que sostiene Massot desde las páginas del periódico bahiense que dirige. La desaparición de dos trabajadores del diario, Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, delegados sindicales, en agosto de 1975 completa el panorama. Los trabajadores fueron secuestrados y desaparecidos utilizando información de inteligencia brindada por el propio diario, causa por la cual Massot se encuentra acusado de “haber formado parte de una asociación criminal, desde cuyo seno, se dispusieron, planificaron, organizaron y controlaron los medios, recursos y factores esenciales para el emprendimiento de actividades y el cumplimiento de funciones –consistente en operativos y medios de acción psicológica– indispensables para la ejecución del plan criminal, el aseguramiento de la eficacia del mismo y la impunidad de los individuos involucrados en su realización”.

La editorial publicada por La Nueva Provincia gusta de ahondar en ciertos sentidos comunes sostenidos durante décadas, como cuando impugna a Estela de Carlotto por haber mostrado su apoyo a Fidel Castro, o pretende separar la recuperación de Ignacio (Guido) de “las ideas de su abuela”. La nota habla también mucho por aquello que no dice, así evita a toda costa señalar la práctica de la apropiación de bebés de aquellas mujeres mantenidas en cautiverio que realizó la última dictadura, y omisión incluida, los cerca de 400 niños que aun hoy falta recuperar.

Para Massot no solo el nieto recuperado 114 y su abuela pertenecen a mundos diferentes, sino que peor aún, “hoy son legión quienes insisten en negarlo y los consideran a todos en la misma categoría de víctimas”. Esto último algo absolutamente falso, en tanto históricamente como en el día de hoy, las organizaciones de Derechos Humanos, sean estas cercanas al gobierno o no, más que la categoría de víctimas han querido rescatar la militancia revolucionaria y el involucramiento político de sus padres, madres, hijos o hijas.

Sirvén, La Nación y la tragedia argentina

Quien también dedicó unas palabras en su columna a la restitución del nieto de Estela de Carlotto, fue el periodista de La Nación, Pablo Sirvén. A diferencia de Massot, el diario fundado por Bartolomé Mitre, evita referirse en los términos utilizados desde las páginas de La Nueva Provincia, y recurre a la teoría de los dos demonios.

La vinculación de Carlotto con el kirchnerismo la habría endurecido, y habría convertido a esta luchadora respetada y “dirigente afable”, en la abuela de una parcialidad. Para Sirvén, hasta ese momento, lo mejor de Estela había sido que “no miraba para atrás. Y su principal bandera siguió siendo esa sonrisa tranquilizadora que nos indicaba que lo peor ya había pasado. Y que lo mejor estaba por venir”. Los dos demonios y la pretensión de la reconciliación nacional bajo la bandera del olvido de los crímenes cometidos por la última dictadura en su exacta representación.

Sirvén no es Massot, e incluso llega a reconocerle a Estela de Carlotto y a las Abuelas (no así a Hebe y las Madres) su labor en la defensa de los derechos humanos, pero reclama que la recuperación de su nieto nos reconcilie con “la mejor Estela, la menos sectaria y más abierta”, y nos permita dejar atrás la tragedia, que según el columnista de La Nación, representó la dictadura y el supuesto enfrentamiento entre dos terrores.

La recuperación del nieto de Estela de Carlotto mostró una enorme repercusión social, y la alegría del hecho se manifestó en cuanto espacio hubo. Fue acompañada por gran parte de la sociedad, y mal que le pese a Martín Caparrós, la emoción generada por ese plus de que el nieto sea de Carlotto, significa un reconocimiento de sus años de lucha, de ella y de todas esas abuelas, que como se afirmó en otra nota publicada en este portal, enseñaron que las luchas se dan hasta el final, y buscando a sus nietos y nietas, encontraron y transformaron a muchas otras personas.

 

Leandro Navarro – @navarro_lean

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