África

1 abril, 2015

La oposición triunfa en las elecciones presidenciales de Nigeria

Por primera vez en la historia de la joven democracia nigeriana, un partido de oposición venció en las elecciones y accedió a la presidencia. El ex dictador Muhammadu Buhari, musulmán y procedente del norte del país, se impuso al actual mandatario Goodluck Jonathan, cristiano y del sur.

Por primera vez en la historia de la joven democracia nigeriana, un partido de oposición venció en las elecciones y accedió a la presidencia. El ex dictador Muhammadu Buhari, musulmán y procedente del norte del país, se impuso al actual mandatario Goodluck Jonathan, cristiano y del sur.

Este martes se conocieron los resultados finales de la votación del fin de semana. Cuando el recuento aun no había terminado pero Buhari sacaba tres millones de votos de ventaja, Jonathan reconoció su derrota y felicitó telefónicamente a su adversario. Así el partido Congreso de Todos los Progresistas (APC, por sus siglas en inglés) desplazó al Partido Democrático Popular (PDP) que gobernó Nigeria desde el comienzo de los gobiernos democráticos en 1999.

APC es una fuerza de reciente creación que está integrada por la unión de cuatro partidos: el Congreso para la Acción de Nigeria, el Congreso para el Cambio Progresivo, el Partido de los Pueblos de Toda Nigeria y la Gran Alianza de todos los Progresistas. Esta alianza fue la que catapultó a Buhari a la presidencia luego de haberse presentado y perdido en 2003, 2007 y 2011. En esa última oportunidad contra el propio Jonathan.

De los 36 Estados del país, el nuevo presidente triunfó en 21 abarcando todo el norte (de mayoría musulmana y pobre) y el oeste. El mandatario saliente venció en los restantes 15 Estados, todos del sur, y en la capital Abuja.

El perfil del presidente electo

Nacido en la norteña ciudad de Katsina, Muhammadu Buhari ejerció el cargo de jefe de Estado entre enero de 1984 y agosto de 1985 tras derrocar mediante un golpe de Estado al gobierno militar de Shehu Shagari y hasta que fue también derrocado por otro golpe de las Fuerzas Armadas.

Durante su mandato de facto fue denunciado por violaciones a los derechos humanos y persecución de opositores políticos. Al mismo tiempo aplicó un programa de austeridad económica y de lucha contra la corrupción donde llegó a condenar a ex ministros a cientos de años de prisión.

Estos últimos aspectos fueron las bases de su campaña electoral prometiendo medidas de recorte del gasto público y de fomento del empleo. Su autoproclamación como un hombre honesto e implacable contra la corrupción también ha contribuido en buena medida a su elección como presidente, sobre todo tras varios casos de malversación de fondos públicos por parte del actual Gobierno.

Por último, la elección de Buhari abre una incógnita sobre el futuro de Nigeria, atravesada desde hace años por los ataques en el norte del país del grupo insurgente Boko Haram. El nuevo presidente, aunque musulmán y procedente del norte, anunció que combatirá sin tregua y acabará «en unos meses» a los yihadistas que buscan constituir una República Islámica.

Hay que recordar que el país está dividido en dos mitades por la religión: el 50% de los habitantes son musulmanes, principalmente en el norte, y el 48% cristianos. Pero además existe una división socio-económica. Nigeria ha sido manejado históricamente por los cristianos yoruba del suroeste, afincados en la antigua capital, Lagos. La zona “occidental” es donde se encuentra la mayor parte del petróleo que, desde que ingresó la empresa anglo-holandesa Shell al territorio, ha sido la gran riqueza del gigante africano. También en esa región se ubican las plantaciones de caucho y palma aceitera, igualmente importantes. El norte musulmán, mucho más pobre en recursos, sobrevive básicamente gracias al algodón y el maní.

En este sentido, si Buhari pretende acabar con los rebeldes, deberá no sólo combatirlos con la fuerza militar si no también minar su base social construida a partir de la histórica exclusión del norte nigeriano por parte de los sectores económicos más poderosos del país.

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