Jorge Mangeri fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Ángeles Rawson

En la tarde del miércoles y tras cinco meses de juicio oral, el Tribunal Oral en lo Criminal N°9 condenó a Jorge Mangeri a la pena máxima permitida por el Código Penal. El único acusado por el crimen de la adolescente Ángeles Rawson podrá solicitar una salida condicional recién en el 2048 “por femicidio en concurso ideal con abuso sexual y homicidio criminis causa”.

Ángeles tenía 16 años cuando desapareció el 10 de junio de 2013 después de la clase de educación física en el campo de deportes de su escuela Virgen del Valle. Horas después de que su familia recurrió a los medios para denunciar su desaparición, su cuerpo fue hallado en la Provincia de Buenos Aires por operarios del Ceamse que trabajaban en la clasificación de basura llegada al lugar a través de los camiones recolectores.

Se encontraba en una bolsa de consorcio negra, tenía las manos y los pies atados, una soga con varios nudos en el cuello y una bolsa de supermercado en la cabeza. También presentaba lesiones múltiples en el tórax, el cuello y la cabeza, provocadas por la compactadora de la empresa de residuos.

En un primer momento las miradas se posaron sobre la familia, pero el único detenido fue Jorge Mangeri, el portero del edificio donde vivía la joven junto a su familia. Más tarde, las pericias indicaron presencia de perfil genético del portero debajo de tres uñas de la mano derecha de Ángeles, con un 99,9% de precisión en su dedo índice. Según especialistas, esto sugería que ella llegó a arañarlo en clara señal de defensa.

Durante poco más de dos años Mangeri, que pasó de ser testigo a acusado del crimen, afirmó siempre ser inocente. Se defendió diciendo que esos rasguños en su cuerpo eran debido a una caída por la escalera, a pesar de que el Cuerpo Médico Forense encontró también lesiones paragenitales en los muslos y la ingle de la joven, “compatibles con las observadas en las agresiones sexuales”. Su defensa quiso, sin éxito, invalidar la prueba genética aduciendo errores procedimentales.

No lo creyeron así Fernando Ramírez, presidente del Tribunal que leyó la sentencia, ni los demás jueces que firmaron el veredicto, Ana Dieta de Herrero y Jorge Gettas. Además de condenarlo a la pena máxima de prisión perpetua, rechazaron también los pedidos de nulidad de la defensa del portero y pidieron a la Cámara del Crimen que se investigue a una serie de testigos de la defensa, incluida la esposa, Daiana Settone.

Con esta sentencia se termina el derrotero de una familia que tuvo que soportar mucho más que el asesinato de un ser querido. El femicidio de Ángeles fue un caso testigo sobre la violencia mediática. Con su análisis se podría escribir un manual sobre el accionar de los medios de comunicación hegemónicos.

Al otro día del hallazgo de su cuerpo el diario sensacionalista MUY publicó las fotos de su cadáver en la basura. Luego se tomaron sus imágenes privadas de las redes sociales y se las difundió hasta el hartazgo, mientras que supuestos psiquiatras expertos tenían su minuto de fama analizando el perfil de la víctima sin haberla visto jamás en su vida.

Inmediatamente la morbosidad se disparó alrededor de la autopsia: si fue violada, si no lo fue, si aparecía un patrón genético masculino en la ropa interior o más de uno. Todos detalles que pretendían ahondar en una de las hipótesis del crimen que hicieron circular, la del “crimen sexual”.

Sobre el cuerpo sin vida de Ángeles se volcaron todos los estereotipos de género. Recordemos también las entrevistas en las que diversos “conocidos” afirmaban que “se portaba bien, no tenía novio, era abanderada, no se drogaba”. O la tapa del diario Crónica en letra de molde amarilla gigante, donde junto con la foto de Ángeles colocaron el título “La pista swinger”, especulando con supuestas relaciones entre los padres y el portero.

Otra buena noticia del veredicto contra Mangeri ha sido, sin duda, el pedido de investigación que el Tribunal ordenó contra el perito Adolfo Méndez, aquel que firmó un informe del cual se hicieron eco todos los medios, donde se sostenía que las lesiones de la joven podrían ser producto de “transacciones sadomasoquistas”. Uno de los claros intentos de la defensa para ensuciar a la víctima.

En la lectura del veredicto estuvo presente toda la familia de Ángeles. No hubo ni gritos ni aplausos al escucharse la sentencia, nada más que lágrimas. Su padre, Franklin Rawson declaró: “Tenemos alivio porque se hizo justicia, el dolor que sentimos lo vamos a seguir sintiendo siempre”. En tanto que el abogado de la familia, Pablo Lanusse, agregó que “es un día de una enorme ambivalencia y dolor, porque “Ángeles hoy no vuelve a la casa”.

Los fundamentos del fallo se conocerán en agosto, luego de finalizada la feria judicial.

Pasaron muchas cosas en estos dos años. Muchos más femicidios, muchas más mujeres aparecidas en bolsas de basura, mucho accionar repudiable de la justicia, muchos medios y caranchos sobrevolando los cuerpos por un punto más rating.

Pero también hubo un 3 de junio, la más masiva concentración contra la violencia de género en nuestro país, que logró develar qué es y por qué se produce un femicidio cada 30 horas. Y fundamentalmente fue un grito de basta de que estos crímenes queden impunes. Ojalá este fallo ejemplar sea apenas una muestra de lo que ya ha comenzado a cambiar el día después del 3 de junio.

Ángeles no va a volver a su casa. Es dolorosamente cierto. Pero su familia recibió lo que tanto anhelaba.

Son muchísimas las personas que celebran esta decisión del Tribunal. Un fallo histórico que demuestra que cuando se tiene hay decisión de investigar y de sacar la verdad a la luz, es posible hacer justicia.

Desde el miércoles Ángeles puede descansar en paz. Se hizo justicia. Ni una menos.

María Paula García – @MariaPaula_71