Géneros

30 septiembre, 2015

Margarita Meira: «No queremos más el manoseo y la burla a las madres de víctimas de trata»

En vísperas a la inauguración del primer local de la agrupación Madres Víctimas de Trata, en el barrio de Constitución, Notas dialogó en exclusiva con Margarita Meira, una de sus referentes. Demandan imprescriptibilidad de las desapariciones, cumplimiento de la ley contra la trata y acciones concretas contra la complicidad policial y judicial.

Madres Víctimas de Trata es una agrupación conformada por familiares y amigos/as de las desaparecidas en democracia, de mujeres secuestradas para ser prostituidas, de las víctimas de las redes de trata para la explotación sexual.

Este miércoles 30 de septiembre a las 12 horas, en Santiago del Estero 1662, pleno barrio de Constitución, la agrupación de madres inaugura un local destinado a la asistencia y acompañamiento de mujeres víctimas de la trata. En un contexto signado por la noticia del descubrimiento del cuerpo de la Maida Castro, desaparecida hace cinco años y enterrada como NN, Notas dialogó con Margarita Meira, madre de una víctima y referente del espacio.

“No pensábamos que la inauguración iba a ser tan dura -comentó Margarita-, con la noticia terrible de la aparición del cuerpo de esta chica, pero acá estamos, queriendo inaugurar”. En cuanto al caso Maida Castro, señaló: “Sobre este tema nosotros hace cinco años que venimos en la búsqueda, el padre falleció de tristeza, la madre está con psiquiatras, que había tenido un bebé el día anterior… Bueno, una situación caótica, como todas las desapariciones de las chicas. Y resulta que el fiscal cuando se encuentra un cuerpo permite que lo entierren como NN y no investiga nada”.

Las coincidencias con el caso Luciano Arruga saltan a la vista. Es “calcado”, afirma Margarita, “por eso nosotros estamos pidiendo un cotejo, un banco de huellas dactilares. Esto lo venimos pidiendo hace rato. Ahora con esto y con lo de Luciano también. Que haya un banco de huellas dactilares de los entierros NN cosa que si una mamá busca a su hijo vaya a ese banco y pueda saber si hay un entierro o no. No puede ser que no exista. Hay una desidia total”.

La agrupación de madres exige además la implementación de un protocolo de búsqueda para la presunción del delito de trata que incluya: imprescriptibiliad de las causas en todas las desapariciones, caratulación de las causas en el marco del delito de la trata, verdadero cumplimiento de la ley contra la trata brindando protección integral a las víctimas y sus familias (apoyo psicológico, asesoría legal y ayuda económica durante la búsqueda), la creación de un registro nacional de entierros NN y de un registro nacional de huellas dactilares, acciones concretas por el fin a la complicidad policial y judicial y participación de las madres víctimas en el Consejo Federal para la lucha contra la trata.

Margarita explicó que esta organización de madres contra la trata no tiene antecedentes en Argentina y comparte su recuerdo de los inicios del grupo: “Yo soy mamá de víctima hace ya 23 años. Y luchando sola me di cuenta de que esto no podía ser y cada vez nos fuimos juntando con más mamás, hasta que dijimos: ‘Vamos entre todas juntas”.

Una de las primeras tareas colectivas tuvo que ver con empezar a investigar las regulaciones legales sobre el tema de la trata. Así las madres descubrieron que los legisladores en general no habilitan la participación de las víctimas y sus familiares en las discusiones, por lo que “al final siempre tienen errores, porque si vos no conocés el tema no podés votar una ley”. Y añadió: “Eso es lo que hacen los diputados, votan leyes sin que hablen las víctimas, sin un conocimiento profundo, sin conocer un tratado internacional de derechos humanos y trata. Y así salen las leyes, faltan un montón de cosas”.

La entrevistada denunció también la falta de ayuda para las víctimas por parte del Estado: “Vemos que no hay ayuda, no hay un lugar de internación para las víctimas, no hay abogados querellantes gratuitos”. En este sentido criticó también la asistencia legal provista por las autoridades: “Se provee un abogado gratis, de pobres, ¿pero quién es ese abogado? Es el estudiante de Derecho que los jueces, profesores de la universidad, ponen a practicar sobre el expediente de una piba. No queremos más el manoseo y la burla a las madres con esos abogados estudiantes”.

Precisamente porque en la lucha contra las redes de trata el representante legal deberá enfrentarse a entramado de complicidades en el que están involucrados el Estado y sus fuerzas represivas, es que el letrado debería no ser un estudiante sino un profesional experimentado, como en los casos de los juicios por delitos de lesa humanidad. Margarita y las otras madres consideran que esta carátula debería extenderse también a los delitos vinculados a la trata.

Además plantean la necesidad de que se les abra la posibilidad de participar del Comité contra la Trata y en los diversos espacios estatales que se ocupan del tema: “Debemos participar de ese comité. Y queremos que en cada oficina del Estado contra la trata haya una víctima o una madre”.

También denunció la inoperancia de las instituciones existentes: “Por ejemplo, las oficinas de Rescate y acompañamiento (creadas en 2008 y dependientes de la Jefatura de Gabinete del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación), ni rescatan ni acompañan. Se ocupan de la chica cuando se escapa o cuando alguien la hace escapar. Y después la deja tirada en la pieza de un hotel, sin comida, sin trabajo, sin atención psicológica, sin nada. Nosotras tenemos casos, por eso hablo. Eso no es acompañamiento”.

En cuanto a las cifras de víctimas, Meira explicó que aún la agrupación no tiene alcance suficiente como para hacer un relevamiento nacional, pero sí a nivel de la Capital Federal. “Yo te puedo dar un dato preciso de la Ciudad de Buenos Aires: hay 1200 prostíbulos y en cada uno más de diez chicas secuestradas”.

Finalmente, recordando el caso de su propia hija, denunció la complicidad oficial a nivel nacional y local: “Shampoo, donde estuvo secuestrada mi hija, es del jefe de Gobierno de la Ciudad y Cocodrilo es del que era jefe de la SIDE, Raúl Martins. Hoy figura como dueño Omar Suárez, que era empleado de Raúl Martins y hacía el trabajo sucio cuando mi hija estuvo secuestrada”.

 

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