5 noviembre, 2015

Relmu Ñamku: no culpable

Este miércoles, un jurado intercultural dijo que Relmu Ñamku era “no culpable” tras haber sido acusada de “intento de homicidio”, en base a una supuesta agresión contra la oficial de justicia Verónica Pelayes durante un intento de desalojo de su comunidad. Sus acusadores exigían 15 años de cárcel por estos hechos.

Este miércoles, un jurado intercultural dijo que Relmu Ñamku era “no culpable” tras haber sido acusada de “intento de homicidio”, en base a una supuesta agresión contra la oficial de justicia Verónica Pelayes durante un intento de desalojo de su comunidad. Sus acusadores exigían 15 años de cárcel por estos hechos.

El caso de Relmu no pasó desapercibido. Una campaña mediática impulsada por medios populares y organizaciones sociales logró difundir la injusticia que esta “mujer mapuche” estaba viviendo. Así se fue construyendo la consigna “Todxs somos Relmu”. El objetivo fue develar el montaje que tenía como acto final este juicio. Como sostuvo la educadora Claudia Korol, “un montaje racista, colonial, patriarcal, para defender las ganancias de las petroleras, ayer Apache, hoy la estatizada YPF”.

Ante esta situación, la Confederación Mapuche Neuquina repudió el juicio a la comunidad Winkul Newen, afirmando que “el pedido de pena de 15 años de prisión contra Relmu Ñamku confirma la idea de una justicia al servicio del extractivismo e instala una alarmante idea: el extractivismo se aplicará aunque se deba violar todo derecho, ética o formas. Quien se oponga tendrá toda la fuerza de la ley sobre su cabeza”.

Además de Relmu estaban acusados Martín Maliqueo y Mauricio Rain, ambos bajo la carátula de “daños agravados”. La misma fiscal desistió de acusar a Maliqueo, y unos días antes de la sentencia cambió la carátula de Relmu de “intento de homicidio” a “lesiones graves”. Rain y Relmu fueron encontrados “no culpables” por el jurado popular intercultural que actuó en el juicio, compuesto por seis “mapuche” y seis “no mapuche”, siendo el primer jurado de estas características en la historia argentina. A Relmu se la encontró culpable de “daño simple”, con penas menores.

Una vez leída la sentencia, Martín Maliqueo solicitó permiso para hablar y le dijo a la fiscal Sandra González Taboada: “Usted le debe una disculpa al Pueblo Mapuche. Usted nos persiguió durante tres años sin pruebas”. La fiscal se retiró rápido del recinto.

Desde el inicio del juicio, el lunes 26 de octubre, no se pudo presentar ninguna prueba contundente que mostrara la culpa de Relmu y la comunidad Winkul Newen. La propia fiscal señaló en su presentación que la acusación de “intento de homicidio” era “provisoria” y ninguno de los testigos de la fiscalía -ni los policías, ni los empleados de la petrolera, ni la propia Pelayes- pudo afirmar que Relmu hubiera lanzado la piedra. Todo parecía indicar que haber llegado a un juicio por jurado y a la carátula de “intento de homicidio” era, por lo menos, exagerado.

Una discusión interesante se dio entre Darío Kosovsky, abogado defensor de la comunidad, y la fiscal Taboada. Esta última le manifestó al jurado que el juicio no se trataba de derechos indígenas o de un conflicto territorial, sino de “una agresión particular a una oficial de justicia”. Frente a esto, Kosovsky remarcó que la estrategia de la Fiscalía y de la denunciante era obviar el contexto en el que este hecho puntual se enmarca. Un hecho que no puede entenderse sin conocer la histórica y conflictiva relación entre la comunidad y la petrolera.

Asimismo, el abogado defensor se encargó de recordar que la comunidad había realizado varias denuncias contra la petrolera y que éstas habían sido desestimadas por la misma fiscal que ahora acusaba.

Los testigos de la defensa remarcaron esta historia. Las declaraciones de integrantes del Pueblo Mapuche y de expertas de la Universidad de Buenos Aires, permitieron mostrar cómo el “incidente” es parte de un proceso mucho más amplio y complejo. La doctora Silvina Ramírez, experta en derecho indígena, remarcó que es necesario tener presente las continuas violaciones de los derechos indígenas y saber que las leyes nacionales y acuerdos internacionales suelen no aplicarse. Por su parte, la antropóloga Diana Lenton, habló del “daño cultural” que ha sufrido y sufre la comunidad Winkul Newen en manos de la petrolera.

El lunes 2 de noviembre declaró Relmu, quien manifestó: “Es un juicio injusto, quiero contar la verdad de lo que pasó” y sostuvo que “en este banquillo de acusados deberían estar los gerentes de las petroleras, el gobernador y funcionarios del Poder Judicial, pero estoy yo, por ser pobre, mapuche y mujer”.

Relmu detalló los abusos que la comunidad sufre regularmente: “Las petroleras siempre hicieron lo que quisieron y el Estado siempre las dejó hacer. Es una relación desigual, pero el Pueblo Mapuche lucha porque es un Pueblo que quiere seguir vivo”. Contó que su cuñada y su suegra habían sido golpeadas por una patota de la petrolera y que a su sobrino le dispararon en la pierna en forma de represalia por no dejar pasar a la empresa. También relató que habían realizado la denuncia pero que los fiscales -entre ellos Taboada- no hicieron nada.

Narró que aquel 28 de diciembre, una retroexcavadora intentó avanzar y como respuesta comenzaron a tirar piedras, porque “era la única forma de evitar que entren”. Pero destacó que ella no rompió el vidrio del auto de Pelayes y que nunca quisieron herirla, por eso pidieron disculpas públicamente.

Durante todo el juicio estuvieron presentes miembros del Pueblo Mapuche, distintos referentes indígenas y de derechos humanos como Félix Díaz, Nora Cortiñas (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora), Vanesa Orieta (hermana de Luciano Arruga), y miembros de distintas organizaciones sociales, de derechos humanos, medios populares, sindicatos y universidades. Todos ellos festejaron cuando el jurado dijo que Relmu, Maliqueo y Rain eran inocentes.

“Hoy más que nunca vamos a defender cada metro de territorio. Es un triunfo de todos los pueblos originarios que luchan y se organizan en Argentina”, sostuvo Relmu al salir de la sala.

Florencia Trentini – @flortrentini y Micaela Ryan – @LaMicaRyan

Foto: Gustavo Figueroa/Amnistía Internacional

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