Cultura

2 diciembre, 2015

El miércoles se queda corto: El conductor

En Notas – Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. Por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: El conductor, de Maximiliano Torres.

En Notas Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. La realidad es que no hace falta tanto tiempo para ver qué historias tienen para contar realizadores de todo el mundo y por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: El conductor, de Maximiliano Torres.

Ya comienza a resultarnos cercano el agotador paisaje del automóvil emprendiendo viaje hacia el destino veraniego de turno. Ese ambiente que se va achicando a medida que el kilometraje crece y lo molesto que puede convertirse la persona con la que elegimos realizar la travesía, a pesar de lo agradable que nos resultaba algunos pueblos atrás. Todo esto se potencia cuando uno es el conductor.

Roberto y Patricia están en pleno viaje hacia la costa atlántica con sus dos hijos. El auto es viejo y el calor parece agotador. Los chicos no se callan y se tiran juguetes de un lado al otro en el asiento trasero. Roberto no está bien. Está molesto. Cada kilómetro que pasa le pesa más y más y el paisaje no da tregua. Patricia, además de quemarlo con el agua del mate, necesita ir al baño y le pide detener el coche. Roberto no quiere. Lo único que desea es llegar a destino y salir de ese cubículo asfixiante. Hasta que algo los choca.

Este corto, que forma parte de las «Historias Breves 8» que coordina el INCAA, es el primer trabajo del director Maximiliano Torres y fue lanzado al circuito de festivales en 2013. Lo que resalta en su ópera prima, además de una construcción de personajes perfectamente diseñada (y sagazmente interpretada por cada uno de los actores, en especial Sergio Boris), es la construcción del espacio.

No hizo falta el abuso de los primerísimos primeros planos para que nos golpee la claustrofobia de la cabina del auto. Con tres o cuatro ángulos distintos de la cámara y sobre todo la terrosa coloración elegida por Juan José Peralta en la fotografía fue suficiente para que nos golpee todo el calor de esta por demás tensa familia. Juguetes agolpados en la luneta, un escarpín colgando del espejo y los chicos ocupándolo todo con sus gritos son algunos de los elementos que complementan el cuadro de agobio en el vehículo. La familia ocupó la vida de este hombre cuarentón.

Roberto no es un padre abusivo ni mucho menos. Sin embargo, no hace falta que la historia nos cuente sucesos previos para que sepamos que lo que menos quiere es estar en ese viejo Peugeot gris y para entender que es ese cansancio el que lo lleva a maltratar a su esposa con el silencio y el desinterés.

Si planeás salir a la ruta en esta primera quincena, no te olvides de poner agua en el baúl.

Ivan Soler – @vansoler

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