Nacionales

4 agosto, 2016

«Monsanto perdió consenso social gracias a la reacción del pueblo»

Entrevista a Carlos González Quintana, abogado de los integrantes del bloqueo a la planta de Monsanto en el barrio Malvinas Argentinas, Córdoba, luego de que la multinacional confirmara el abandono del proyecto. Aunque van a continuar luchando hasta que el retiro sea efectivo, el abogado sostiene que «hoy comienzó la cuenta regresiva hacia una victoria».

Durante la mañana de este miércoles la multinacional de productos para el agro Monsanto confirmó su intención de desmontar la planta de acondicionamiento de semillas de maíz para siembra que comenzara a construir en 2012 y que inmediatamente desatara la resistencia de los vecinos del barrio Malvinas Argentinas, cercano a la capital cordobesa.

En el programa De mañana es mejor, de Radionauta FM 106.3, entrevistaron a Carlos González Quintana, abogado de los integrantes del bloqueo a la planta de Monsanto, que luego de cuatro años de lucha contra la multinacional, y de que los diversos recursos legales que presentaran no dieran resultado, decidieron bloquear todos los accesos a la planta con un acampe permanente.

– Hoy finalmente desde la página oficial de Monsanto se dio a conocer un comunicado confirmando sus intenciones de cerrar la planta de Malvinas Argentinas. ¿Cuáles son sus primeras reflexiones al respecto?

– Nosotros teníamos algunos rumores, hará diez o 15 días, información que nos había llegado pero que por cuidado y por seguridad fuimos manejando con cautela. Esos rumores confirmaban el desmantelamiento de la planta por parte de la empresa.

El lunes se comenzaron a confirmar estos rumores con la visita de ingenieros de la empresa Astori Estructuras, que es una empresa de muchos años aquí en Córdoba, dedicada al montaje y desmantelamiento de estructuras como las que tiene Monsanto en Malvinas. Recibimos la novedad en el bloqueo cuando estacionaron camionetas con personal de esta empresa. Con mucho respeto nos pidieron permiso para ingresar al predio para tomar medidas y ver por dónde iban a ingresar las grúas, las máquinas y camiones que finalmente van a terminar llevándose lo que queda de la planta.

Y en el día de hoy [por el miércoles], ya ha salido una comunicación, una noticia oficial de la empresa en la que dan cuenta de eso y explican los motivos. A la manera de Monsanto, claro. No esperábamos que reconocieran la derrota a manos del pueblo de Malvinas Argentinas. Lo adjudican más bien a un cambio de modelo agropecuario en la Argentina, que ya dejó de ser rentable para ellos, por lo que con la única planta que tienen trabajando en provincia de Buenos Aires, en la localidad de Rojas, les alcanzaría para satisfacer las necesidades de producción de la empresa.

Pero claramente nosotros nos atribuimos ese triunfo porque el pueblo es quien nos ha puesto en este sitio histórico de haber derrotado a esta empresa. Pero hasta que no se vayan, hasta que no se lleven hasta el último tornillo, no vamos a celebrar la victoria. Pero estamos cada minuto más cerca de eso.

– Aunque la noticia da un poco de respiro, también hay que estar atentos y atentas. Si estaban en Malvinas Argentinas ahora pueden irse a Toledo, Río Tercero, Montecristo o cualquier parte de la provincia de Córdoba. Están en la provincia de Buenos Aires y, como vos decís, la empresa no reconoce esta derrota. Así que suponemos que la lucha continuará hasta que se vayan de Argentina.

– Eso tenelo por seguro. Esta empresa ha ido perdiendo progresivamente consenso social justamente gracias a la reacción del pueblo y de las organizaciones que integran este colectivo contra Monsanto en la Argentina. Por eso estamos convencidos de que en cualquier lado que quieran instalar una estructura, un fierro, un caño, un proyecto, un cartel, lo que sea, estará el pueblo organizado, impidiendo nuevamente cualquier tipo de instalación o de proyecto que la empresa quiera montar. No solamente en Córdoba sino en todo el país.

Otra de las cosas que nos preocupa es la venta del predio, que son 30 hectáreas propiedad de Monsanto aquí en Malvinas. Y sabemos claramente cuáles son los amigos empresarios de esta multinacional, por lo que estamos muy atentos a ver de qué forma y a quién se le puede vender este predio, quién puede llegar a venir. Entonces adelanto que el pensamiento y el criterio de los compañeros que estamos aquí resistiendo en Malvinas es comenzar a trabajar un proyecto de expropiación de ese predio para evitar que caiga en manos de los mismos, que salga Monsanto y entre Bimbo o cualquiera de las empresas que están acostumbradas a relacionarse con esta multinacional.

– ¿Cómo está el ambiente ahí en el acampe? 

– Hemos recibido mucho afecto y mucho cariño. Pero realmente hay que estar acá y ver los cuerpos y los rostros de gente que hace cuatro años que no vuelve a sus casas. Te lo digo con la voz temblando porque realmente me conmueve esta situación. Hay gente que hace cuatro años que ha decidido cambiar su vida prácticamente y alejarse de su familia para montar un bastión de lucha y de resistencia que hoy comienza la cuenta regresiva hacia una victoria. Entonces es muy fuerte y muy emotivo ver los rostros de los compañeros y compañeras que creen que la victoria está cerca y que van a poder volver a sus casas y a sus familias después de cuatro años.

– ¿Qué implica que esté Monsanto en Latinoamérica, sinónimo de qué es la empresa? 

– Es antónimo de soberanía alimentaria como también es el antónimo de soberanía y libertad por parte de los gobiernos. Los últimos malos gobiernos de este país y de muchos países hermanos de Latinoamérica le han abierto las puertas a ésta y a otras empresas extractivistas que han generado una matriz económica de saqueo, de contaminación y de muerte y nos han situado en el lugar donde nosotros estamos en este momento. Afortunadamente después de 15 años de consolidación de este modelo la conciencia de los ciudadanos ha despertado y creo que podemos decir, a tiempo y definitivamente, que queremos otra cosa para nuestros campos y para nuestras mesas, alimentarnos de otra manera.

Ahora hay que tratar de mitigar los efectos que está dejando el glifosato en los campos de la Argentina, la cantidad de enfermos de cáncer que tenemos a causa de las fumigaciones. Todavía estamos batallando duramente contra eso para, en un futuro cercano, impedir que se arroje un solo litro de glifosato en los campos de nuestro país.

Así que la lucha sigue. Esto es simplemente un movimiento más dentro de este juego tan grande que venimos desplegando desde hace muchos años, que ustedes también, trabajadores de la prensa independiente, han venido acompañando de una manera muy favorable.

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