3 septiembre, 2016
Doscientas mil personas en la Marcha Federal
Las columnas que desde el 31 de mayo se movilizaron desde varios lugares del país inundaban la tarde del 2 de septiembre la Avenida de Mayo y las diagonales Norte y Sur de la ciudad de Buenos Aires, eran un universo de colores.

Las columnas que desde el 31 de mayo se movilizaron desde varios lugares del país inundaban la tarde del 2 de septiembre la Avenida de Mayo y las diagonales Norte y Sur de la ciudad de Buenos Aires, eran un universo de colores.
Nucleadas alrededor de banderas de organizaciones sociales, partidarias, sindicales, estudiantiles, se mezclaban con las wiphalas y los carteles de inventiva y producción propia (el “Macri Gato” estuvo más que presente con diferentes signos, dibujos y colores) que la gente suelta y de a pie aportaba a la concentración.
Las consignas principales de la marcha que versaban alrededor del pronunciamiento en contra de las políticas de ajuste y miseria del gobierno de Mauricio Macri eran enriquecidas por las que cada sector llevaba como propias, tales como la reapertura de las paritarias o el fin de la tercerización y la precarización laboral.
Por Diagonal Norte, La Cámpora y Nuevo Encuentro marchaban separados por unos cuantos metros, detrás de algunas columnas de centros de estudiantes de espacios de formación docente. Más adelante, los trabajadores del Estado organizados en ATE Capital ocupaban más de una cuadra.
Por Avenida de Mayo marchaba una gran columna de la Asociación de Taxistas, y justo después una columna aun más grande de la CTA Autónoma. Más atrás, algunos gremios organizados en la CGT entre los que se encontraba SADOP sumaban originalidad con unos gigantes lápices de colores.
La CTEP, organización que nuclea a los cooperativistas y trabajadores de la economía popular, también se hizo presente. También la CTA de los Trabajadores.
La columna de la Tupac Amaru era numerosa, y los banderines diseñados para a ocasión llevaban los clásicos rostros de Tupac, Evita y el Che enmarcados en la consigna “Libertad a Milagro”
Algunas organizaciones como Patria Grande marcharon por avenida Rivadavia hacia la plaza. Por otras varias calles marchaban el MST, el Polo Obrero y otras organizaciones de izquierda.
Entre los manifestantes, esporádicamente, aparecían banderas de Brasil, carteles de repudio al golpe y la escritura de “Fuera Temer” en pancartas caseras.
El universo del arte también estuvo presente. Una columna de músicos marchaba alrededor de un pasacalle que decía “Músicos componiendo la patria”. El Frente de artistas y trabajadores de la Cultura llevaba en un carro diseñado por ellos mismos, un San Martín hecho y derecho, enfundado en botas negras y blandiendo una espada. Si se encaraba un recorrido por las diferentes calles por las cuales la gente se acercaba a la plaza, se podían encontrar más de estas curiosas genialidades. Un señor, por ejemplo, marchaba por Avenida de Mayo levantando un mosquito gigante hecho con caños de PVC del que colgaba un cartel que rezaba que “el FMI es el dengue”
La marcha estuvo encabezada por representantes de cada una de las centrales sindicales y de los organismos de derechos humanos: Madres, Hijos, la Liga por los Derechos Humanos.
Llegados a la plaza, los números grupos que levaban bombos e instrumentos de viento mermaron la música, y las inmensas banderas fueron corridas a un costado: a escuchar y ver.
En el escenario los representantes de centrales y organizaciones se ubicaban detrás de las pequeñas figuras de San Cayetano y la virgen de Luján. Uno de los primeros oradores, el cura Ricardo en representación de los curas villeros, parafraseaba a monseñor Romero en el histórico sermón en el que pedía, imploraba y ordenaba que cesara la represión.
Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital comenzó su intervención leyendo una carta que Milagro Sala envió desde la cárcel. Como en todos los discursos venideros, la carta hacía hincapié en la unidad. Después de enviar un abrazo a Brasil y Venzuela y destacar la importancia de la unidad regional, Catalano señaló que Macri representaba a los mismos grupos económicos que fueron los responsables civiles de la desaparición de 30 mil compañeras y compañeros desaparecidos en la ultima dictadura militar.
Se procedió luego a la lectura del documento que en conjunto se escribió para la Marcha Federal. Fue leído por mujeres de las distintas columnas que se acercaron desde las diferentes regiones del país. Desde la Patagonia, Sandra Rodríguez trajo a a memoria colectiva la figura de Carlos Fuentealba, su esposo asesinado en el 2007 por la policía neuquina en una protesta de maestros.
Pablo Michelli de la CTA Autónoma fue el siguiente orador. Después de un llamado a a unidad con inteligencia y cultura política, se hizo cargo de las acusaciones que los principales medios masivos hacían a esta marcha: una marcha ideológica. “Nuestra ideología es la lucha” fue el revés con el que recibió la acusación. Refiriéndose directamente a una de las consignas más fuertes de la jornada dijo “ajuste, ni violento ni gradual”, y advirtió: “Va a haber lucha a lo largo y a lo ancho del país”.
Por último Hugo Yasky de la CTA de los Trabajadores también comenzó remarcando la unidad “si construimos unidad convencidos de que es para la lucha y la emancipación, somos invencibles”. Refiriéndose a los medios dijo que para algunos el pueblo en lucha era una congestión de tránsito. Tras recoger el pañuelo vaticinó que se preparasen, porque iba a haber muchas de esas “congestiones”. Refiriéndose a la “doble vara” del discurso oficial señaló que cuando un rico salía a la calle con su cacerola era “una fiesta de la democracia” pero que cuando el pueblo lo hacía, pareciera ser que representaba una amenaza. Utilizando la misma dicotomía agregó que el grupo al que pertenece Mauricio Macri amasó su fortuna “prendido a la teta del Estado”, pero que muchos se indignaban cuando el Estado se ocupaba de los pobres. Al referirse a las condiciones salariales de los trabajadores dijo: “No queremos un bono para llegar a fin de año, queremos un salario para llegar a fin de mes”.
En medio de aplausos y de pedidos de paro general se terminaron los discursos, todos interrumpidos de a ratos por el conocido canto que pide la unidad de los trabajadores.
En las intervenciones, los carteles, los saludos de las organizaciones, el pedido de libertad para Milagro Sala fue la exigencia más repetida. Canciones de Ataque 77 y de Los Redonditos de Ricota que organizaban a la gente a partir de cantos sobre la unidad y las banderas, despedían a la multitud de la plaza.
Entre la protesta y la algarabía, la originalidad y los numerosos puestos de comida, la Marcha Federal contó con aproximadamente doscientas mil personas.
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