Europa

20 abril, 2017

Elecciones en Francia: cuatro nombres para dos lugares

Emmanuel Macron y Marine Le Pen parten como favoritos en las encuestas para llegar al ballotage tras las elecciones del domingo. Pero François Fillon y Jean-Luc Mélenchon también tienen chances.

Llegó el momento del primer plato fuerte de la política europea en 2017. Con el Brexit en marcha y las elecciones en Reino Unido y Alemania en el horizonte, los franceses deciden quién será su nuevo presidente en un clima de cambio radical del sistema político.

El terror a un posible triunfo del Frente Nacional liderado por Marine Le Pen parece cosa del pasado. La candidata ultraderechista tiene grandes chances de llegar al ballotage, pero ya ni siquiera es segura su victoria en la primera vuelta y, cualquiera sea su rival en la definición, le espera una derrota amplia.

Después de algunas semanas en que Emmanuel Macron, ex ministro del gobierno de François Hollande que formó un movimiento liberal denominado En Marche (En Marcha), parecía número puesto para enfrentar a Le Pen, el freno a la caída del candidato de la derecha, François Fillon, y el notorio crecimiento del de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, generaron mayores niveles de incertidumbre.

Lo que es un hecho es la ruptura del bipartidismo que dominó Francia desde la formación de la Quinta República, en 1958. De aquel entonces a esta parte, republicanos (gaullistas) y socialistas se repartieron el gobierno, con apenas siete presidentes: Charles De Gaulle, Georges Pompidou, Valery Giscard d’Estaing, François Mitterrand, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y François Hollande.

El fin de una era

Diferentes razones llevan a republicanos y socialistas a encontrarse en el mismo camino: el de la intrascendencia política. Los primeros quedaron fuertemente deslegitimados por las denuncias de corrupción durante el gobierno de Sarkozy; deslegitimidad que creció de la mano de las investigaciones contra el actual candidato, François Fillon, por prebendas otorgadas a sus familiares directos durante su paso por el Senado.

El Partido Socialista, por su parte, había logrado retornar al gobierno en 2012 con Hollande después de 17 años, cuando finalizó el mandato de Mitterrand. Pero las medidas económicas neoliberales adoptadas por el actual presidente, sumadas a los ataques de carácter terrorista ocurridos en el territorio del país minaron sus niveles de aprobación hasta mínimos históricos.

El actual candidato del partido, Benoit Hamon, apareció con un aire renovador pero rápidamente se apoyó en la estructura tradicional y perdió su apoyo a manos de La France Insoumise (LFI), el movimiento liderado por Jean-Luc Mélenchon.

Justamente Mélenchon es una de las grandes apariciones de esta campaña. Miembro del Partido Socialista hasta 2008, se fue para fundar el Parti de Gauche (Partido de Izquierda), y luego darle forma en 2016 a LFI.

Con algunos lazos en las formas de organización con Podemos, y un uso innovador de la tecnología, combinados con la creación de un «europeísmo popular» y la apelación a la tradición progresista francesa, logró convertirse en uno de los grandes protagonistas de la elección.

Emmanuel Macron, por su parte, es todavía favorito a ser el próximo presidente de Francia. El candidato abandonó el gobierno socialista para darle forma a su espacio En Marche. Se trata mayormente de una cáscara vacía, conformada por una serie de cuadros técnicos y políticos con pasado en las dos fuerzas tradicionales del país.

Con una campaña inteligente que aprovechó la legitimidad de estos espacios, logró ocupar un espacio en el centro, a la derecha del socialismo y a la izquierda de los republicanos, que le granjeó importantes niveles de popularidad.

Por último, Marine Le Pen. Ella y su Frente Nacional no representan en sí mismos una novedad en la política francesa. Su padre, Jean-Marie Le Pen, logró alcanzar una instancia de ballotage en las elecciones de 2002 frente a Jacques Chirac, que finalmente renovó su mandato con un abrumador 82% de los votos.

Lo que sí se ha modificado es el discurso del partido, que se edulcoró abandonando la retórica fascista. También, vale decir, cambió el contexto europeo: tras la crisis de 2008, el rechazo a la Unión Europea creció y con él determinados espacios de ultraderecha salieron de la marginalidad y pasaron a jugar roles protagónicos. Las posibilidades de Le Pen de alcanzar la presidencia son prácticamente nulas pero su vuelta a los primeros planos es un síntoma de un proceso que tiene lugar en Francia y en todo el continente.

Escenario abierto

A horas de las elecciones, todo está aún por definirse. Macron, Le Pen, Melénchon y Fillon se mantienen a pocos puntos de distancia en las encuestas y continúa habiendo un 28% de indecisos.

Mientras tanto, un nuevo atentado en el corazón de París movilizó el escenario. Un policía fue asesinado en la Avenida de Champs Elysees. El Estado Islamico se adjudicó con sorprendente rapidez el hecho e incluso dio el nombre del responsable: Abu Yousef Al-Belgiki (el belga), que también murió.

En términos electorales, fue Marine Le Pen quien ha sabido capitalizar el estado de tensión posterior a ataques de este tipo. Sin embargo, la reacción de todos los candidatos fue inmediata y queda por saberse si, con las elecciones tan cerca, este hecho puede modificar los números.

Encuestas-Francia

La televisión pública francesa organizó este jueves, como último momento de la campaña, un espacio denominado #15minutesperconvaincre («15 minutos para convencer»). Se trató de una serie de entrevistas individuales a los candidatos que, en un cuarto de hora, debieron hacer todo lo posible por atraer los votos de aquellos que aún no lo han definido.

Marine Le Pen, a pesar de haber perdido el primer puesto en las encuestas ante Macron, parece ser la que más chances tiene de ingresar al ballotage. Lleva semanas sin crecer en los números pero cuenta con un electorado fiel, que difícilmente modifique su voto en los últimos días.

Macron, en cambio, aún teme perder votos hacia su derecha (Fillon) e izquierda (Mélenchon). La falta de un partido sólido como sostén y la debilidad que demostró durante los debates podrían complicar sus chances.

Por su parte, Mélenchon llega con grandes esperanzas al domingo. Su crecimiento en las encuestas recién se detuvo en la última semana, y todavía espera poder convencer a votantes de Hamon y de Macron en busca de los sufragios necesarios para llegar a la segunda vuelta.

Europa vive un cambio de época y Francia lo refleja mejor que nadie. La incertidumbre es casi total. Lo único que se puede asegurar es que, pase lo que pase, nada volverá ser igual en la segunda potencia del Viejo Continente.

Nicolás Zyssholtz – @likasisol

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