El impacto de género de la Reforma Previsional

En diciembre de 2016, la Argentina recibía una de las típicas recetas del FMI: “Reducción al 20% de la fórmula para calcular los haberes, subir la edad de jubilación y revaluar el método de ajuste”. Un año después, la Reforma Previsional se aprobó al segundo intento, en medio de tres manifestaciones multitudinarias de por medio, con diputados/as que no podían ingresar a sesionar, con un saldo de más de 150 detenidos y detenidas y represiones que encuentran a sus más cercanos precedentes 16 años atrás. ¿Qué se buscaba impedir? ¿Cómo afecta a las mujeres?

La Reforma Previsional aprobada el lunes 18 del 2017 establece que el nuevo cálculo que se tendrá en cuenta, se basa en un 70% del índice inflacionario y un 30% de la variación de salarios a diferencia del método anterior que suponía un 50-50. En criollo, esto supone que el aumento de marzo será del 5.7% y no del 12%. Por ejemplo, para una persona cuyo último salario fuese de 15.000 pesos, el aumento que recibirá será cercano a $850 en marzo del año que entra. Esto significa una diferencia de casi mil pesos ¡por mes! que recibiría sin la Reforma ($1800).

Por otra parte, la Reforma Previsional sanciona que solamente podrán cobrar el 82% móvil, aquellas personas que hayan aportado durante al menos treinta años. El problema reside en que un tercio de la población argentina no logra realizar aportes durante, al menos, 30 años debido a que su trabajo no es formal.

Para el 2012/2014, las estadísticas oficiales e internacionales redondeaban en que el trabajo informal en Argentina era de un 33,5% del empleo total (4 millones de personas).

La Reforma y las mujeres

Uno de los primeros enfoques de género comienza a visibilizarse: el trabajo en negro afecta más a las mujeres que a los hombres. La feminización de la pobreza es un fenómeno cada vez más recurrente.

En Argentina, cerca del 60% del total de las y los jubilados, son mujeres que cobran la jubilación mínima con un salario mínimo de $8.860 pesos. Entonces la jubilación al 82% móvil es de $7.246.

Asimismo, las mujeres reciben un 24% menos en las jubilaciones de lo que reciben los hombres y más del 80% de los 2 millones de personas que ingresaron al sistema jubilatorio por moratoria, son mujeres.

Con la Reforma Previsional, la reducción del 12% al 5,7% también se aplica a la Asignación Universal por Hijo/a. Dicha reducción supone un problema para las jefas de hogar ya que de las 4 millones de asignaciones, casi el 98% de las y los beneficiarios del plan, son mujeres.

En Argentina, el 37% de las mujeres asalariadas mayores a 18 años no se encuentran registradas en el mercado formal lo que significa que no se registran los aportes al sistema jubilatorio.

A su vez, el 20% de las mujeres asalariadas ejercen de trabajadoras domésticas y el 94% de ellas realizan su trabajo en negro. Asimismo, la tasa de desempleo de las mujeres es entre tres y cinco por ciento mayor a la masculina. En 2011, la encuesta de Hogares relevó que poco más de 3.000.000 de mujeres eran aportantes al Sistema Integrado Previsional Argentina en contraposición a 5.300.000 hombres.

La Reforma Previsional no tiene en cuenta todos estos datos que hacen a la realidad de las mujeres como agentes precarizados de la economía: el 35% de los y las trabajadores/as no podrá ingresar a una jubilación “digna” (entre comillas, porque una jubilación de 8 mil pesos no equivale a una canasta básica que se estima en 16 mil).

Lucía Sánchez Barbieri