Educación y Ciencia

6 marzo, 2018

El poder de un retuit: desempleo y redes sociales

En una era donde los medios tradicionales para conseguir empleo ya no resultan tan eficientes como antes y el trabajo escasea, las redes sociales han sabido posicionarse como generadoras de oportunidades para quienes buscan una salida a sus dificultades financieras.

En una era donde los medios tradicionales para conseguir empleo ya no resultan tan eficientes como antes y el trabajo escasea, las redes sociales han sabido posicionarse como generadoras de oportunidades para quienes buscan una salida a sus dificultades financieras.

“¿Cuando fue que Twitter se convirtió en ZonaJobs?” se pregunta un usuario y destapa una realidad que ha afectado a gran parte del país a lo largo del último año. Se ha visto en reiteradas ocasiones en esta red social publicaciones en las que distintos usuarios apelan a la solidaridad o ayuda de sus contactos cuando cuentan la historia de algún familiar o amigo que perdió el trabajo y que está en busca de una nueva oportunidad laboral, por más pequeña que sea.

Si bien también se pueden hallar esta clase de publicaciones en otras redes sociales, Twitter es la que más alcance tiene cuando se solicita explícitamente que se reproduzca el mensaje para que llegue a más gente. La viralización de un solo tweet puede tener resultados increíbles, llegando a ser compartido miles y miles de veces, y cuando se trata de un asunto tan urgente como el de encontrar un trabajo estable, la ayuda suele llegar de manera más masiva.

Solamente basta con escribir las palabras “busco trabajo” en el buscador de Twitter para encontrarse con una realidad para la cual esta red social no fue ideada. Desde diseñadores gráficos, antropólogos, fonoaudiólogos hasta redactores, docentes de todas las materias y trabajadores publicitarios se pueden ver buscando alguna chance laboral.

No obstante, en varios de los casos en los que alguien pide un trabajo para su madre o padre se trata de personas cuya educación llega hasta el colegio secundario (y muchas veces ni siquiera hasta ahí), que han trabajado toda su vida en una misma fábrica u oficina, y que han sido incluidos en recortes masivos de personal, quedando desempleados de un día para el otro.

Dejemos por un momento el universo Twitter y veamos los fríos números de trabajadores y trabajadoras despedidas en lo que va del año, tanto en el sector estatal como en el privado. Ya en enero las cifras resultan alarmantes:

-Agro: 730 y 181 trabajadores despedidos en los ingenios salteños de San Isidro y El Tabacal de Salta respectivamente; 400 en el Ingenio Esperanza y 30 en el Ingenio Ledesma (ambos de Jujuy); 165 en Bunge LTD. (Buenos Aires).

-Alimentación: 180 despedidos en BRF (ex Quickfood) de Buenos Aires; 169 en Senasa (Mendoza); 100 en La Virginia (Santa Fe); 70 en la vinoteca Winery (Buenos Aires) y 40 en Cargill (Santa Fe).

-Automotriz: 359 despedidos en ITEC. Peugeot (San Juan).

-Ciencia: 256 despedidos en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

-Estado: 400 despedidos en la Municipalidad de Quilmes; 300 en la Municipalidad de Morón; 150 en la Municipalidad de Tres de Febrero; 45 en la Secretaría de Comercio); 40 en la Municipalidad de Gral. Güemes; 35 en Fadea (fábrica de aviones); 28 en el Ministerio de Medio Ambiente.

-Hidrocarburos: 215 despedidos en Yacimientos Carboníferos Río Turbio y 200 en Empresas Contratistas de YPF.

-Medios: 34 despedidos en Encuentro, Paka Paka y DeporTV (más la disolución de estos canales); 20 en Revista El Gráfico (más el cierre de la misma); 19 en el Canal de la Ciudad (CABA)

-Militar: 230 despedidos en Fábrica Naval de Pólvoras y Explosivos Azul (FANAZUL) y 16 en Fabricaciones Militares Jachal (San Juan).

-Textil: 300 despedidos en la Fábrica de Calzados Dass (Buenos Aires); 40 en Wyler’s (Santa Fe); 30 en Coteminas (Santiago del Estero) y 20 en Grimoldi (Santa Fe).

Estas cifras sólo son algunas de las que en suma dan un total de 5520 despidos (3038 en el sector privado y 2482 en el estatal), solamente durante el primer mes del 2018. Ya iniciado el mes de marzo, no pareciera que la cuestión fuese a mermar pronto.

Si bien esta realidad no distingue franjas etarias, puede afirmarse que los jóvenes de menos de 30 años se llevan la peor parte. Aproximadamente el 20,1% de las mujeres de menos de 30 son desempleadas, mientras que en el caso de los varones es del 17,2%. A raíz de ello muchos trabajadores jóvenes se han visto en la obligación de organizar sus propios emprendimientos o negocios, a menudo de confección artesanal. Algunos de estos proyectos probablemente ya existían pero comprendían una ayuda económica extra para ellos, mientras que ahora quizás representen sus ingresos totales.

El mismo gobierno ha fomentado este tipo de emprendimientos independientes, ya que cuadra con el espíritu liberal e individualista que se ha encargado de manifestar en los dos años de gestión que lleva.

El senador por Cambiemos Esteban Bullrich en julio del año llegó a declarar, a raíz de una ola de despidos en el partido de La Matanza, que «Hay que ayudar a los bonaerenses a generar proyectos propios”, y agregó: “Ahora en La Matanza y en otros lugares del Conurbano, los emprendimientos de las cervecerías artesanales están creciendo muchísimo», sin tener en cuenta que apenas meses después la suba de impuestos al alcohol haría que estos proyectos se hagan mucho más cuesta arriba para los nuevos productores que quieren entrar en el mercado.

Aquí es donde las redes sociales entran en acción. A pesar de que existen varios sitios y redes que responden a las necesidades de un desempleado en busca de trabajo (ZonaJobs, LinkedIn, etc.), aquellas que nacieron como páginas más destinadas al ocio y a la comunicación entre familiares y amigos (Facebook, Twitter, Instagram) han ido lentamente cambiando sus perfiles, haciéndose más aprovechables en el proceso.

En Twitter es más común encontrarse con gente solicitando trabajo para algún familiar o para ellos mismos; mientras que en Instagram, una red donde prima la imagen sobre el texto, es donde los proyectos artesanales tienen su nicho. Aquí se puede encontrar todo tipo de productos: remeras serigrafiadas, comida vegetariana, lencería, artículos de librería, tiendas de diseño, editoriales independientes y un larguísimo etcétera que demuestra que los jóvenes no se quedan de brazos cruzados cuando queda mucho mes al final del sueldo.

Sin embargo, estos proyectos parecen no ser suficiente para cubrir las necesidades básicas de las personas que están detrás de ellos.

Estas plataformas también se han encargado de difundir este conflicto. En una era en la que las noticias ya no llegan exclusivamente de los medios tradicionales como los diarios, la radio y la televisión, las redes sociales ofrecen un plus de inmediatez que cada vez es más vertiginoso, logrando así que nos enteremos que sucede en nuestro país en apenas unos segundos. Pero también hay que resaltar que ciertas historias en la actualidad no llegan a figurar en los medios hegemónicos del país, tal como los despidos masivos mencionados en esta nota.

En conclusión, no es exagerado pensar que este nuevo uso que se le está dando a las redes sociales responde a ciertas carencias y necesidades laborales y económicas por las cuales está pasando un gran sector de la sociedad, en particular aquella franja que se encuentra por debajo de la edad de 30 años.

Guido Rusconi

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