Derechos Humanos

11 junio, 2018

El traslado de la cárcel de Devoto: ¿qué significa el CUD para sus estudiantes?

Franco es estudiante del Centro Universitario de Devoto (CUD) y, ante la noticia del traslado de esa unidad del Servicio Penitenciario Federal que se pretende llevar a cabo, decidió contar qué significa para él este espacio cuya continuidad no está garantizada.

Por Franco*. Despierto. No recuerdo ni mi nombre. Tuve una horrible pesadilla. Segundos después me doy cuenta que la pesadilla no era un mal sueño, realmente lo estaba padeciendo en carne propia.

El silencio en la noche y el frío de la reja me confirman que ya no estoy libre; realmente estoy encerrado, física y espiritualmente.

Mis sueños, mis anhelos, mis proyectos, mi vida. Atrás quedan esas imágenes que con el pasar del tiempo se van desvaneciendo en un vago recuerdo triste, como la ausencia de esos seres queridos que ya no podré disfrutar, el abrazo cálido de mi compañera, amante y amiga de muchos años, ese beso tierno de mi madre que jamás tendré, que por no dejar que frecuente este lugar me quedo sin verla para siempre. Todo quedará inconcluso, y de repente la vida me golpea mucho más fuerte.

El grito desgarrador de una persona muy particular nos recuerda, todas las mañanas, en qué sitio estamos; las reglas empiezan a ser muy diferentes comparadas con las de afuera. Todo forma parte de una agobiante rutina generada por el sistema carcelario. Desde allí vamos tomando en cuenta la magnitud de las diferentes problemáticas que padecemos a diario.

Después de un tiempo cansado de sobrevivir en un mundo desconocido, alguien se sienta en mesa y me dice: “Che, ¿querés estudiar una carrera?”. “¿Acá, en la cárcel?”, le digo. “Sí, mañana hablo en la coordinación y hago que te bajen, tenés que presentar una documentación reglamentaria”. Lo miro y le respondo: “¿Como una universidad de afuera?”. Me responde, “sí, mañana hablamos”.

Ese día se me hizo más largo que de costumbre.

Llega la mañana siguiente, desayune lo que pude y emprendí mi viaje, hacia ese lugar; lleno de incertidumbre, sin saber si ese loco realmente me decía la verdad.

Un guardia poco amigable me llama repitiendo mi nombre; recuerdo que esos pasillos se hacían eternos y cada vez que pasaba por una reja que separaba cada sector, mis palpitaciones se aceleraban, mis manos no dejaban de transpirar, hasta llegar a un punto en donde un control te revisa completamente hasta dejarte sin ropa, como se solía hacer años atrás en el servicio militar. Después de ese mal momento, sigo hasta llegar a una reja enorme custodiada por dos guardias con caras muy intimidantes. Con unas planillas en sus manos corroboran que mi nombre estuviera allí. Uno de ellos me mira y me abre la reja. Comienzo a transitar un pasillo diferente, lleno de caras nuevas, gente yendo y viniendo, algo se me hace agradable y no sé si es el aire, la gente o la vibra del lugar. Pero sí reconozco inmediatamente el cambio de ambiente en un mismo sitio.

Por primera vez me sentí libre, aunque seguía encerrado. Así fue mi primer día en el Centro Universitario de Devoto (CUD). Diferentes carreras se cursan ahí y no podes pasar por alto ese hermoso mural informándote que desde el año 1991 hasta 2017 se encontraban egresados recibidos de las diferentes universidades que dictan clases desde el año 1985, de carreras tales como Abogacía, Administración de Empresas, Psicología, Sociología y Letras, también sumándole los diferentes talleres extracurriculares académicos y con una orientación a una salida laboral.

Sigo en una pequeña excursión recorriendo el lugar. Allí me reciben con un cálido apretón de manos seguido de unos buenos mates amargos, comenzamos la charla, intercambio de ideales. Después de unas horas reconozco la gran importancia del Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad Ambulatoria (SUTPLA), creado en el año 2012. Es el único sindicato en el mundo creado por gente privada de su libertad, siempre tratando de orientar y ayudar desde su pequeño espacio, al trabajador y trabajadora en contexto de cualquier tipo de encierro. Con la lucha diaria y constante de mostrar que no importa en qué contexto uno se encuentra, tiene que saber que es un/a trabajador/a y como tal tiene derechos, los cuales permanentemente son violados por el servicio penitenciario.

Después de ese día cada vez que despierto sí recuerdo mi nombre, también recuerdo que a pesar de estar sin libertad tengo esa segunda oportunidad que la vida no nos da a menudo, y esa revancha me la da el CUD. Ahora sí puedo decir que me estoy preparando con buenas herramientas para cuando llegue mi libertad.

* Estudiante del Centro Universitario de Devoto (CUD)

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