Cultura

7 diciembre, 2018

La obra de mi vida: cómo ser artista independiente sin morir en el intento

Cada vez resulta más difícil llevar a cabo producciones audiovisuales independientes, pero afortunadamente internet ofrece algunas herramientas útiles para su realización. Un ejemplo de ello es «La obra de mi vida», la miniserie web que se estrenó durante el mes de noviembre a través de YouTube, en el canal Te lo resumo así nomás.

Cada vez resulta más difícil llevar a cabo producciones audiovisuales independientes, pero afortunadamente internet ofrece algunas herramientas útiles para su realización. Un ejemplo de ello es La obra de mi vida, la miniserie web que se estrenó durante el mes de noviembre a través de YouTube, en el canal Te lo resumo así nomás. Se trata de una producción de Tangram Cine, escrita por Natalia Maldini y Jorge Pinarello y dirigida por Cristian Ponce.

En la miniserie Natalia interpreta a Maldini, una actriz independiente de La Plata que atraviesa la crisis de los 30 años sintiendo que todavía no hizo aquello por lo que será recordada. «La obra de su vida” se basa en la búsqueda por hacer realidad su sueño, en donde Natalia se da cuenta que no tiene idea en qué consiste esto o qué forma darle. Para ayudarla a saldar las dudas, que la acompañan en gran parte de la trama, cuenta con un grupo de artistas y amigos con quienes emprende viaje, al principio con algo de displicencia pero que luego se torna en algo más serio.

Por supuesto, gran parte del guión está basado en la vida y las experiencias personales de la autora y protagonista: su infancia, la relación con su familia, sus traumas, la idiosincrasia platense, entre otros.

Por otro lado, La obra de mi vida también está plagada de referencias de la cultura pop, en especial del cine y de la televisión. La introducción de cada uno de los diez capítulos que la comprenden es un homenaje a una serie de renombre, ya sean clásicas como La dimensión desconocida, modernas como The good place, nacionales como Amigovios o extranjeras como Mad about you. Sin embargo, estas referencias no son exclusivas de las presentaciones de los episodios, ya que los capítulos están repletos de detalles que remiten a diversos ambientes; no solamente hablando sobre el arte, sino también sobre la política y el contexto actual del país, todo con un dejo de ironía que nunca resulta forzado.

Como mencionamos, esta clase de producciones son muy costosas, por lo que los mismos creadores han reiterado en varias entrevistas que intentaron conseguir la financiación por distintos medios y a través de instituciones que suelen subsidiarlas, como el Fondo Nacional de las Artes, por nombrar solo una. Lamentablemente no tuvieron éxito con este método y cuando estaban a punto de abandonar la idea producto de la frustración, decidieron acudir al último recurso para conseguir el dinero: el crowdfunding.

Para aquellos que desconozcan este término, consiste en plataformas donde toda persona que tenga un proyecto que no puede financiar pide ayuda a la comunidad online, quienes pueden donar la cantidad de dinero que quieran. A cambio de esto, las y los creadores ofrecen ciertos “premios” o beneficios para sus donantes, que varían según cual sea la cantidad ofrecida.

En el caso de La obra de mi vida, la plataforma elegida fue Ideame, y en cuestión de algunas semanas se logró recaudar el monto estipulado como objetivo e incluso un poco más. Para esto fue clave la participación de dos grupos de Facebook llamados «Comunidad Te Lo Resumo» y «Comunidad Te Lo Transmito», que refieren al canal de YouTube Te lo resumo así nomás -creación de Jorge Pinarello- y al podcast Te lo transmito así nomás, el cual Maldini hace todos los martes a las 22 hs junto a Cásper Uncal y Gastón Julis, quienes también participan de dicha serie.

Finalmente los días 14 y 21 de noviembre, tras varios años de proyección, planeamiento, decepciones, ensayos y mucho esfuerzo, La obra de mi vida salió a la luz, estrenando cinco capítulos cada día. La duración de estos episodios oscilan entre los ocho y los diez minutos, dejando al público queriendo más. Al ser una obra tan personal, siempre hay juegos con el metalenguaje, en donde los límites entre la ficción y la realidad son difusos. Y considerando que cuenta con un presupuesto bajo, la dirección está muy bien lograda, así como también la fotografía y el diseño de producción, que se destaca pese a las limitaciones económicas. A su vez, la serie nunca termina de tomarse muy en serio a sí misma y siempre se burla de lo que significa llegar a los 30 años y tener aún el sueño de vivir del arte.

La obra de mi vida es, entonces, una prueba más de que no es imposible realizar producciones audiovisuales de calidad sin apoyo económico alguno, pero sí requiere de que todo se haga muy a pulmón, incluso llegando a ser poco redituable a fin de cuentas (ninguna de las personas que participaron en la serie cobró dinero por estar en ella). Por esta razón es importante dar difusión a estos proyectos para que en el futuro toda persona tenga la oportunidad de llevar a cabo la obra de su vida, y así diversificar las historias que nos llegan día a día en el cine, la televisión, el teatro, y también en las webseries, que cada día cobran más protagonismo.

Guido Rusconi

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