26 abril, 2019
Despidos en Clarín: “Estamos muy unidos y tratando que la empresa revierta esta situación”
El pasado 17 de abril la empresa editora Arte Gráfico Editorial Argentino (AGEA), perteneciente al Grupo Clarín, despidió a 65 trabajadores, muchos de los cuales se enteraron ese mismo día al negársele el ingreso. Desde Notas compartimos testimonios de los despedidos.
El pasado 17 de abril, el edificio de la calle Tacuarí al 1800, ubicado en el barrio de Constitución, amaneció con vallas y una fuerte presencia de personal policial y de seguridad privada. La empresa editora Arte Gráfico Editorial Argentino (AGEA), perteneciente al Grupo Clarín, despidió a 65 trabajadores, muchos de los cuales se enteraron ese mismo día al negársele el ingreso.
Desde Notas, decidimos visibilizar esta realidad, solidarizarnos y acompañar el duro momento que están transitando las y los trabajadores despedidos a través de sus propios testimonios, en donde se ve reflejado el compromiso hacia la profesión y la deslealtad con la que actuó la empresa, sin mediar aviso ni establecer canales de diálogo para con los despedidos.
Guillermo Tagliaferri ingresó a la empresa en el año 1980, tiene 59 años y tres hijos. Hace 39 años que trabaja como redactor de deportes en Clarín y cuenta que la decisión de la empresa fue “una medida inhumana por donde se la mire”. Por mail le informaron que la empresa prescindía de él y de varios de sus compañeros. “Algunos que no vieron el mail llegaron a la mañana temprano y se encontraron con un vallado, policías por todos lados y una persona de seguridad en la puerta con una lista, diciendo vos no entrás, vos estás despedido, así de golpe, sin reunión previa, sin aviso”, señaló.
“Hasta el día anterior trabajamos normalmente, terminé tarde y me fui como cualquier día sin sospechar que podía pasar esto. Nadie entiende, es incomprensible, primero la reducción de personal, siendo una empresa a la que le va tan bien económicamente; y segundo, porque en vez de sobrar gente, falta. Somos 65 y ninguno es con motivo, ni uno solo de nosotros tenía problemas de conducta ni de trabajo. Te pone la piel de gallina ver mensajes de lectores que no conozco, con muestras de apoyo. No sé cómo va a terminar esto pero es una lucha bastante fuerte e impactante”, expresó.
Bruno Propato ingresó a Clarín en 2009, tiene 30 años y un hijo de 5. Trabajó para Olé en el fútbol de ascenso. Su modalidad de contratación era distinta a la del resto de la redacción, ya que trabajaba los días que había eventos deportivos, un trabajo de medio tiempo, por lo cual siempre tuvo otro trabajo complementario para poder llegar a fin de mes. “Estoy sorprendido porque después de diez años uno no espera terminar así, y más en el trabajo que a uno le apasiona y que le gusta hacer”, indicó.
“Estamos apoyados por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), por la gente de la comisión interna, delegados de Clarín que están haciendo un trabajo muy solidario con nosotros. Realmente hacen que no nos sintamos solos, porque es un momento bastante duro, triste, y el apoyo de ellos es fundamental. En primera instancia pedimos la reincorporación de todos los trabajadores y, en el caso que eso no sea posible, tratar de mejorar las condiciones de indemnización”, explicó.
Eduardo Menegazzi tiene 52 años, tres hijos y 28 años en la empresa. Aún se considera un trabajador de Clarín. Desde 1991 trabaja en la sección deportes y actualmente se desempeña como editor de la misma. Se enteró que había sido despedido por mail, el miércoles 17 de abril. “El lunes yo me fui después de haber cubierto el partido de Aldosivi y Rosario Central, hicimos los títulos, el trabajo que correspondía ese día y después nos fuimos sin ninguna novedad. Entre gallos y medianoche nos enteramos que estábamos afuera”, relató.
“Enterarse por mail de un día para el otro que estas afuera de tu trabajo no es grato para nada, fue una forma bastante cruel e indigna de un medio de comunicación. Somos 65 los afectados, estamos muy unidos y tratando que la empresa revierta esta situación”, contó.
Rubén Digilio tiene 62 años, ingresó en el diario en 1998 y le faltaban apenas dos años para jubilarse. Es reportero gráfico y fotógrafo con una amplia trayectoria en distintos medios de comunicación. “Después de 21 años tomaron la decisión de despedirme”, señaló y contó que cuando llegó a la empresa no lo dejaron entrar, había doble puerta, vallas y policías por todos lados. “Me han defraudado terriblemente”, indicó.
“Tengo una parte de mi vida en el diario. Ahora estamos con asambleas, peleando por las reincorporaciones. Estamos haciendo esto para que todos se enteren lo que es el gran diario argentino, lo que ha hecho con 65 empleados despedidos, no pensando ni siquiera si tenés antigüedad, la razia fue así nomás, sin pensar en nada. No se entiende ningún despido”, manifestó.
Sergio Montenegro tiene 49 años y un hijo de 11. Es diseñador gráfico, docente e investigador. Ingresó en el diario en el 2004 y con 15 años dentro de la empresa trabajó en distintos productos como Olé, La Razón, Revista Ñ y Clarín. Sergio señala que los compañeros que quedaron en planta están muy solidarizados y exponiéndose de manera muy dura, ya que están haciendo paros en las redacciones de Clarín. “Queremos visibilizar cuestiones como la precarización laboral, las condiciones de trabajo que se han vuelto cada vez más pobres, y todo esto en desmedro de nuestra labor periodística”, expresó.
“Fue un momento de mucho shock. Todo lleno de policías, de seguridad privada, adentro y afuera del diario. Quedarse sin trabajo es para cualquier trabajador muy duro, dada la coyuntura que es una de las peores en décadas. Cómo están los medios hoy, precarizados, destruidos, desmantelados, obliga a que tengamos que dar una respuesta. Esa respuesta es una construcción colectiva de otro modo de sociedad, de trabajo. Estos son golpes que pegan en lo personal, impactan en la faceta humana, el autoestima, pero también impactan en la sociedad. Hay que poner un límite a todo esto”, señaló.
Ricardo Sapia tiene 48 años e ingresó en el diario en 1996, siendo pasante primero y posteriormente siendo parte del diario Olé. Al igual que sus compañeros, se enteró que había sido despedido por mail. Ricardo no tiene otro trabajo y toda esta situación “complica el doble las cosas”, dijo. Además, agregó: “22 años estuve en el diario. Los delegados del SiPreBA son los que nos están respaldando e intercediendo por nosotros ante la empresa, tratando de visibilizar esto para que no sea algo que tenga el final que la empresa quiere”, indicó.
“Siento mucha indignación. No te dejan entrar porque está todo vallado, no podés recuperar tus pertenencias, no tenés acceso a tu cuenta laboral. Es una incertidumbre porque no se sabe qué final va a tener, no es una situación fácil, es necesario estar acompañado por todos y luchar parejo, de afuera hacia adentro y viceversa, para tratar de revertir esto. Divulgar, difundir, mostrar esto sirve para dejar en evidencia que fue una decisión equivocada de la empresa, porque la totalidad de los compañeros no tiene ninguna mancha, no hay causales de despido”, contó.
Tomás Ferrando – @tomas_ferrando1
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