Economía

23 mayo, 2019

Descassetteando el plan económico de Alberto Fernández

El precandidato a presidente del principal vector opositor a Cambiemos ya explicó cuáles serán sus principales atenciones económicas en caso de ganar las elecciones. Entre críticas al oficialismo y visión de futuro, busca llevar tranquilidad al mercado financiero.

A pocos días del anuncio, el precandidato a presidente del principal vector opositor a Cambiemos, explicó cuáles serán sus principales atenciones económicas en caso de ganar las elecciones. Entre críticas al oficialismo y visión de futuro, busca llevar tranquilidad al mercado financiero.

En el orden de prioridades, la deuda externa encabeza la lista, algo que resulta coherente si consideramos que el año 2018 cerró con una deuda de 332.191 millones de dólares, cifra que representa un 86,2% del Producto Bruto Interno (PBI). Sin ir más lejos, según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Argentina aparece como el país más endeudado de la región.

WhatsApp Image 2019-05-23 at 3.21.35 PMLa principal preocupación (tanto de acreedores como deudores) es el pago que deberá afrontar un próximo gobierno en los años venideros, y la posibilidad o no de su cumplimiento. En palabras del propio Fernández, el default no tendrá lugar, incluso sería un grave daño para el país. El objetivo de esta pronunciación es llevar calma a los diferentes agentes económicos con los que el país tiene obligaciones de pago, y para los que, en un futuro, puedan llegar a invertir en el territorio.

Además, teniendo en cuenta que el mes anterior se alcanzó un valor del Riesgo País (la probabilidad de que un Estado logre o no pagar los vencimientos de deuda) que superó los 1000 puntos, el precandidato busca mostrarse con una postura más dialoguista y tratando de enviar buenas señales al mercado financiero.

También planteó su preocupación en torno a que el 40% de la deuda actual es con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por lo que agregó que no le pedirá nuevos préstamos, ya que la considera “un problema para el desarrollo del país”.

Sucede que los préstamos otorgados por el organismo que dirige Christine Lagarde presentan una serie de requisitos a cumplir y políticas que derivan en un alto costo para la población. En pocas palabras, acudir al FMI tiene como consecuencia una pérdida de autonomía en la economía nacional, un costo que la fórmula Fernández-Fernández parece no estar dispuesta a pagar.

Si el binomio compuesto por el ex jefe de Gabinete del gobierno anterior y la ex presidenta, Cristina Fernández, gana las elecciones, ya dejaron en claro sus intenciones de pago de la deuda. De hecho, el precandidato a presidente mencionó como posible herramienta la renegociación de la misma, mediante mecanismos de quita, o al menos, de espera.

A su vez, expresó que la principal herramienta para salir de la crisis y afrontar los pagos era generar dólares y poner en marcha el aparato productivo. Hay que destacar que, de acuerdo al INDEC, la utilización de la capacidad instalada en la industria nacional se encuentra en 57%, casi la mitad se encuentra en desuso.

Inflación y déficit

En ambos casos, lo que busca el principal candidato opositor es estabilizar la macroeconomía, objetivo que también planteaba el gobierno de Cambiemos, con las mismas variables como principales preocupaciones, aunque fracasó en el intento.

Mauricio Macri llegó al gobierno afirmando que eliminar la inflación sería la cosa más simple para hacer si se convertía en presidente. Sin embargo, con una inflación interanual que supera el 50% y con una inflación acumulada de 130% según datos de INDEC, puede suponerse que el oficialismo perdió la pulseada frente a esta compleja variable.

Respecto al déficit fiscal, y a pesar de los intentos, el actual equipo económico también fracasó en su aclamado objetivo de llegar al déficit cero (aún con drásticas medidas como los recortes de gasto público y la toma de deuda), ya que se prevé que el mandato de Cambiemos terminará con un déficit de casi 6 puntos.

En este sentido, Alberto Fernández vio la necesidad de ordenar este terreno, aunque asumió que necesitará del apoyo de varios sectores de la economía nacional para su solución.

En tanto, hizo escasa alusión a la agenda de los trabajadores, de la situación del desempleo y de las condiciones de vida que atraviesa un gran segmento de la población en el actual contexto social.

Sucede que una economía no puede crecer con un continuo incremento en los precios de la canasta básica alimenticia, lo que en estos años desplomó el poder de compra de la población, en paralelo a la pérdida del salario real. Tampoco lo puede hacer con un sistemático déficit fiscal y una deuda externa insostenible en el tiempo.

Mariela Barrale – @MarielaBarrale

*Integrante del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN)

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