Ambiente y Hábitat

12 mayo, 2020

¿Cuál es la diferencia entre la producción orgánica y la agroecológica?

Muchas veces se toman la producción orgánica y la agroecológica como si fueran lo mismo, ya que “no se utilizan químicos”. Lejos de ser así, hay múltiples características específicas de cada producción que las diferencia.

Julián Monkes*

@JMonkes

COMPARTIR AHORA

1- Sistema de certificación:

Se considera como producción orgánica a aquella que respeta la Ley 25.127 de producción orgánica. Ni más, ni menos. Los términos orgánico, ecológico y biológico son sinónimos y todos entran bajo esta Ley. Para regular esta producción existen en Argentina cuatro empresas que certifican que la producción cumpla con la ley. Esta certificación es acompañada por el logo de “orgánico” en los paquetes.

La producción agroecológica, no busca someterse a una certificación de este tipo ya que presenta costos muy elevados y encarece los productos. La alternativa que se construye desde la agroecología es el “sistema participativo de garantías”. Este busca promover y acompañar el complejo proceso de la Transición Agroecológica, buscando cambiar su modo de producción, su vínculo con el ambiente, con los consumidores y con la sociedad en su conjunto. Participan de este sistema, consumidores, alguna Universidad o algún organismo estatal como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y les productores que se encuentran en transición.

2- La dependencia de insumos

La norma que rige sobre la producción orgánica no permite la utilización de elementos contaminantes y venenos como los pesticidas de síntesis química. Sin embargo, no prohíbe todos los productos de síntesis química, se puede utilizar algunos elementos en bajas cantidades, como es el caso del sulfato de cobre -que es peligroso para la fauna en altas dosis-.

Más allá de esto, la producción orgánica utiliza fuentes de nutrientes que se generan a partir de prácticas extractivas de gran impacto, como la turba, los fertilizantes orgánicos fosforados, etc. Otro factor fundamental a tener en cuenta es que gran parte de la producción orgánica se hace bajo monocultivo. Esto reduce las interacciones ecológicas y expone a los cultivos a mayor presencia de plagas y enfermedades, lo cual aumenta la necesidad de insumos orgánicos para mantener la producción. En ese sentido, si bien no utiliza sustancias contaminantes, o lo hace en baja cantidad, son sistemas muy demandantes de insumos externos. De esta forma, el sistema es sostenible siempre y cuando contemos con esos recursos externos y recursos económicos para pagarlos.

Por su parte, la agroecología no cuenta con un reglamento ni con un protocolo que permita normar cómo producir agroecológicamente, sino que implica algo mucho más complejo. Implica entender las relaciones ecológicas que hay dentro del sistema, por lo cual, cada sistema requiere un abordaje particular.

A la hora de utilizar algún tipo de insumo, hay que entender qué efectos potenciales puede tener y entender todas las asociaciones ecológicas que están en juego. Esto es fundamental, ya que la agroecología busca anclarse a las relaciones ecológicas del medio para producir y extraer recursos de la forma más responsable posible.

A su vez, también hay una regeneración del sustrato del suelo a través del compost que se hace en los mismos predios. En resumen, el objetivo es manejar el sistema de manera que se pueda producir sin causar un impacto significativo y sin agotar los recursos propios de ese sistema, ya que en el fondo lo que se busca es la sustentabilidad de los agroecosistemas a partir de la la independencia de recursos externos.

3- Destino y su comercialización

El destino de la producción orgánica es la exportación. A pesar de que año a año aumenta levemente la superficie bajo producción orgánica, el consumo interno de estos productos sigue siendo menor al 1% según datos del Senasa. Al tener gran demanda exterior, esto hace que los precios para el consumo interno sean muy elevados y que solo un pequeño grupo de la sociedad pueda acceder a estos productos. Lo que define el destino de la producción orgánica y la forma en que se produce es la generación de ganancias. De esta forma, la producción orgánica no critica al modelo del agronegocio, sino que convive con él.

La producción agroecológica, está presente fundamentalmente en los cinturones hortícolas y se destina principalmente al consumo urbano de la ciudad más cercana. También hay producciones de conservas u otros productos manufacturados que permiten enviar la producción a otras provincias. Más allá de esto, la agroecología se propone tener una comercialización local por una cuestión ecológica -la exportación de nutrientes y agua con esos productos- y económica -para fortalecer la producción local y atender las necesidades de la gente de la comunidad-. Este planteo se enmarca bajo el paradigma de la economía social, solidaria y popular.

Además del destino local de la producción, también plantea la necesidad de establecer precios justos entre las familias productoras y les consumidores, utilizar la menor cantidad de intermediarios posibles y poner en el centro del intercambio el bienestar de la gente en lugar de únicamente la acumulación de ganancias.

Esto nos lleva a la conclusión de que podemos decir que un producto es o no es “orgánico”. La producción orgánica es simplemente una práctica agronómica que elige no usar tantas sustancias químicas. Pero decir que un producto es o no es “agroecológico” es mucho más complejo. La agroecología es práctica, es ciencia y es movimiento; es el entendimiento de los ciclos ecológicos y producir en función de ellos; es la construcción de una alternativa de producción de alimentos sanos y saludables teniendo en cuenta a consumidores y productores. Por todo esto, lo que está en transición es la forma de producción y comercialización de las familias productoras, no la verdura.

Las alternativas de comercialización, como por ejemplo la iniciativa de Pueblo a Pueblo, herramienta de comercialización de los productores y productoras nucleados en la rama rural del Movimiento de Trabajadores Excluides (MTE), no solo brindan la posibilidad de comer sano y saludable. Sumándote a este tipo de iniciativas aportas a cambiar integralmente el modelo agroalimentario hacia uno que sea más justo, soberano y responsable con el ambiente, con les productores y con les consumidores. Por eso decimos que es mucho más que un bolsón.

*Licenciado en Ciencias Ambientales e Integrante de Pueblo a Pueblo – MTE Rural

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas