Cultura

18 junio, 2020

OK Computer o una tesis sobre el escapismo

Esta semana se cumplen 23 años de la salida de OK Computer de Radiohead, un disco clave para comprender la música contemporánea.

Juan Soria

@ratherbeJuan

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A mediados de la década de 1990, Inglaterra vivía un boom musical: de la mano de bandas como Oasis, Blur y Pulp, la isla y el mundo vivían el auge del llamado brit pop. La llegada de Tony Blair y el laborismo al poder, luego de la caída del Muro de Berlín, marcaban el clima político de la “cool Britania”.

En 1986, un grupo de amigos de la ciudad de Oxford comienzan a tocar música bajo el nombre de “On a Friday”, para luego pasar a hacerse conocidos bajo el nombre Radiohead, en homenaje a una canción de sus adorados Talking Heads. Verdaderos aprendices de bandas como The Smiths, Joy Division, U2, Bauhaus, pero también conmovidos por el fenómeno Nirvana, lanzarían su debut Pablo Honey (1993), que contenía “Creep”.

Esa canción los catapultaría a la fama mundial y sería eliminada de los setlists de la banda durante años. En 1995 llegaba The Bends, que comenzaba a mostrar a una banda con una propuesta artística más ambiciosa y madura, dejando claro que Radiohead no era una banda “one hit wonder”, sino que llevaban adelante una búsqueda musical propia.

Sin embargo, el verdadero punto de quiebre, la obra que los separa de sus contemporáneos es el monumental OK Computer de 1997.

Canciones para darnos calor

Hablar de OK Computer es hablar de rupturas y continuidades. Algunos de sus momentos más interesantes son rastreables en The Bends, a nivel lírico y musical. Pero el planteo de OK Computer es rupturista en tanto y en cuanto plantea un fuerte reajuste del sonido de Radiohead: si su predecesor The Bends todavía nos ofrece melodías amigables al oído, las atmósferas que proponen Thom Yorke y compañía comienzan a ser más opresivas, más irritantes, sin perder nunca la sensibilidad pop de la que sí se despojarían en Kid A, del año 2000.

Prueba patente de esto son canciones como “Paranoid Android” o “Climbing Up the Walls”. La primera es una suerte de ópera rock  compuesta por tres partes  y, en palabras de la banda, una mezcla entre The Beatles y Pixies. La canción fue un éxito gigante, a pesar de sus 6 minutos de duración, que ayudó a consolidar a OK Computer como un clásico instantáneo.

“Climbing up the walls”, por su parte, es una canción sobre la locura oscura y densa, y presenta una propuesta sonora sobresaliente. La faceta más amigable de la banda todavía no desaparecía y la podemos encontrar en clásicos como “Karma Police” y su guiño a “Sexy Sadie” de The Beatles, o en “No Surprises” y su melodía de caja musical en contraposición a una letra que relata la alienación que se genera en las sociedades del capitalismo tardío.

Por su parte, “Let down” brilla por el juego entre los tiempos que se generan entre las guitarras de Jonny Greenwood y Ed O’Brien, y la batería de Phil Selway. Hay tiempo también para la experimentación con la electrónica, como podemos escuchar en “Airbag”, la canción que abre el disco, y también guiños enormes al rock progresivo de Pink Floyd y Genesis en canciones como “Subterranean Homesick Alien”, “The tourist” y la ya clásica “Lucky”.

En síntesis, OK Computer condensa el ADN musical de la banda, pero profundiza sus vetas más experimentales y oscuras. Radiohead mostraba estar varios pasos más adelante que las bandas inglesas del momento, y que no le temían a la búsqueda artística sin ir en detrimento de la sonoridad pop que los acompaña hasta la actualidad.

Un día me van a crecer alas

En el prólogo escrito por Peio Aguirre para “Realismo Capitalista” de Mark Fisher, el autor afirma que “la música es el lugar donde los principales síntomas del malestar cultural pueden detectarse. Esta crítica surgida desde adentro es dialéctica al asumir que la superestructura no es solo el reflejo de los modo de producción dominantes, sino que un persistente ejercicio crítico puede afectar los modos de organización”.

Escuchar y (fundamentalmente) leer OK Computer es la posibilidad de realizar un diagnóstico de una época marcada por la hegemonía neoliberal. Si en notas anteriores decíamos que Unknown Pleasures (1979) de Joy Division nos habla desde el contexto donde el neoliberalismo comienza a rearticular las formaciones sociales de los “años dorados” del capitalismo, OK Computer de Radiohead, 18 años más tarde, es un grito desgarrador desde dentro de la maquinaria neoliberal.

Thom Yorke, el cantante y guitarrista de Radiohead, en algún momento afirmó que más de la mitad del disco es sobre el escapismo. La pregunta no sería de quién escapa Yorke, sino de qué.

OK Computer es leído como una pintura realista de la década de los 90, la década del pleno auge de la celebración capitalista post derrumbe de los llamados “socialismos reales” y del “éxito” de la globalización neoliberal. Sin embargo, es interesante retomar las declaraciones de Thom Yorke: el escape como un leitmotiv que se repite a lo largo de la obra. A 23 años de OK Computer podemos pensar al disco como un ensayo sobre un escape frente al realismo capitalista: la alienación, el estrés y la depresión recorren el disco como espectros.

El decálogo de la vida moderna que recita una fría voz de computadora en Fitter Happier es una suerte de clausura al ansia de huida que presentan “Exit Music (for a film)” y fundamentalmente en “Let Down”. “No surprises”, por su parte, es una trágica carta de rendición frente a la apabullante cotidianeidad y sin embargo los coros de la canción nos hablan del ansia por romper con el tedio. Podemos afirmar que, más que canciones, son reacciones a una época.

En resumen, a 23 años de su lanzamiento, OK Computer sigue sonando fresco y actual. Quizás las condiciones que inspiraron su génesis no sean tan distintas. En tiempos de crisis global, recuperar su ansia de escapismo puede ser fundamental para comenzar a pensar una vida que valga la pena ser vivida.

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